Francia extrema cuidados contra nueva ola de covid

Más que nunca, la movilización general para limitar las repercusiones de una segunda ola de COVID-19 debe unificar a la población cuya disciplina evitaría medidas nuevas de confinamiento, mientras el Estado podría seguir con un papel de protección tanto como promotor para apoyar la economía en esta fase sanitaria de extrema prevención.

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Por Pascal Drouhaud

2020-08-28 9:48:30

París ha vuelto obligatorio llevar la mascarilla. La capital francesa tal como 19 departamentos , ha sido declarada en zona roja , mientras fueron en las últimas 24 horas, 7,379 los nuevos casos detectados de COVID-19 en el país, haciendo recordar las primeras semanas del periodo de confinamiento de marzo-abril pasado. La epidemia volvio mientras se esta adoptando nuevas medidas de prevencion,para limitar el alcance de la propagación: la mascarilla es obligatoria en las zonas rojas pero todavía no lo es en todo el territorio nacional. La alerta general ha sido proclamada por todas las autoridades.
Desde varios días, el nuevo crecimiento de casos de COVID-19 en Francia obligó a las autoridades a adoptar nuevas medidas para prevenir un nuevo repunte de la pandemia: prohibición de reuniones de más de 10 personas, cancelación de eventos públicos.
Frente a esta situación nueva caracterizada por una degradación nueva de la situación, la urgencia consiste en evitar un nuevo confinamiento general. Este objetivo depende, en gran parte, de la concientización de la población mientras se están reforzando medidas de prevención y obviamente, de las medidas de precaución y prevención adoptadas.
Francia había instaurado del 17 de marzo hasta el 11 de mayo pasado, un confinamiento general: restricciones de movimientos y desplazamiento; la mayoría de los mercados, restaurantes, los cinemas, estaban cerrados. Obviamente, los actos públicos fueron cancelados. El sector cultural está devastado por las consecuencias del COVID-19. Por cierto, el estado de urgencia sanitario había sido decretado hasta el 10 de julio pasado.
Medidas económicas en apoyo a los sectores de actividades habían sido adoptadas por el Estado: apoyo a las empresas para frenar el desempleo, el Estado tomando a su cuenta la diferencia de salario durante el periodo de confinamiento, planes de soportes a varios sectores de la economía: transportes, servicios de hoteles y restauración, sectores de construcciones e infraestructuras. Francia mostró la fuerza del Estado providente que había sido establecido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Apoyándose sobre el plan de apoyo a la economía que adoptó la Unión Europea, cuyo monto alcanzó los 750 mil millones de euros, la urgencia económica sigue viva: la bajada de su PIB de 13.8% , es el peor resultado desde 1949.
Por el momento, la situación parece controlada a pesar de ser frágil. Es a razón por la cual todo debe ser realizado para evitar un segundo confinamiento cuyo costo económico y social es histórico. El Consejo Científico COVID-19 alertó a las autoridades sobre la probabilidad de una segunda ola en el otoño, es decir, entre septiembre y noviembre próximos, con una extensión en el invierno.
Es decir, cuanto ha vuelto urgente el hecho de tomar las medidas de prevención. La meta consiste en evitar una catástrofe económica y obviamente, humana. La concientización de la población es crucial: cada quién debe usar la máscara, guardar las distancias, respetar reglas higiénicas . Por cierto, después de los dos meses de confinamiento total, la gente tuvo la impresión de que la epidemia había desaparecido. Llegando el verano, a partir de junio pasado, hubo el sentimiento de una forma de regreso a una normalidad festiva. A pesar de las alarmas de los científicos, la conciencia del peligro se estaba desvaneciendo. Jóvenes, lógicamente, querían reunirse, “hacer la fiesta”.
Desde pocas semanas, los casos de contaminación aumentaron en la población joven, entre 18 y 30 años de edad. Tantos elementos nuevos que obligan en cuestionarse sobre la forma que tomará el próximo regreso escolar y universitario a partir de septiembre próximo.
Frente al aumento de los focos de contaminación y las progresiones de los nuevos casos en reanimación, el gobierno decidió reforzar medidas de prevención. Tal como en España donde el hecho de llevar la máscara ha vuelto obligatorio en el territorio nacional, se están aplicando reglas en las regiones para que la población las lleve desde ahora. La presión sobre el Ejecutivo es doble : sanitaria pero también económica.
Para el gobierno, se trata hoy en día, de seguir apoyando las actividades económicas cuando la baja de producción de bienes y servicios está entre 17 y 13% . Bancarrotas de pequeños comercios se perfilan, explicando un despliegue de medidas para apoyar los sectores más impactados: la prolongación de préstamos garantizados sobre el Estado, plan de inversión, baja de la presión fiscal sobre el aparato productivo, tantos mecanismos que pueden aliviar, durante un tiempo, la presión sobre la economía.
Más que nunca, la movilización general para limitar las repercusiones de una segunda ola de COVID-19 debe unificar a la población cuya disciplina evitaría medidas nuevas de confinamiento, mientras el Estado podría seguir con un papel de protección tanto como promotor para apoyar la economía en esta fase sanitaria de extrema prevención.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr