Las migraciones, un desastre nacional sin presupuesto

El entorno es suficiente para medir y actuar de forma directa ante los niveles de movilidad humana que se están observado: en Honduras, casi 500 personas salen todos los días; en El Salvador estamos regresando a los años 90 cuando se iban casi 300 personas por día, ahora son familias enteras, ahora confían a sus hijos a traficantes de personas

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La representante de El Salvador ha provocado que muchos expertos en belleza pongan sus ojos en ella, catalogándola como una favorita del certamen. Foto: imagen de carácter ilustrativo y no comercial/https://www.instagram.com/p/CVGe8v1IzFs/

Por César Ríos

2021-10-18 4:25:54

Estamos a punto de declarar desastre nacional al grado de desintegración familiar que está provocando las migraciones en Centro América.
La reflexión es provocada por el nivel de desatención que los planes de gobiernos tienen para sus migraciones. Ya pasamos la fase de reflexión y análisis sobre lo que provoca la migración y sus consecuencias.
El entorno es suficiente para medir y actuar de forma directa ante los niveles de movilidad humana que se están observado: en Honduras, casi 500 personas salen todos los días; en El Salvador estamos regresando a los años 90 cuando se iban casi 300 personas por día, ahora son familias enteras, ahora confían a sus hijos a traficantes de personas. Todo esto, si no lo vemos con seriedad, no veremos acciones para revertir está realidad.
Dentro del presupuesto de El Salvador para el próximo periodo no hay asignación para las migraciones, para que el Consejo Nacional para las Migraciones (Conmigrantes) actúe, construya políticas migratorias, atienda a las familias deportadas, prevenga la migración irregular y prevenga la desarticulación familiar, la cual tendrá consecuencias muy duras a nuestros países.
No hay presupuesto para las migraciones; por tanto, la atención que damos las organizaciones de la sociedad civil es con fondos de la cooperación y esto ya no puede ser. Es un problema nacional tan grande y sus soluciones no deberían depender de la cooperación internacional, porque si no hay cooperación entonces no habrá acción.
Se observa que dentro de las estructuras presupuestarias de la región lo que sí existe es un fondo para desastres nacionales; entonces, ¿qué nos queda por hacer? Declarar la migración como un desastre nacional para que se le asigne presupuesto.
Está realidad es heredada y aumentada por abordajes fuera de la realidad. Ahora se convierte en un reto para todos los sectores. Sin ánimos de politizar esta realidad, se requieren empleos dignos con salarios dignos, seguridad social a toda la población, un ambiente de seguridad jurídica y vivienda. A esto se le llama calidad de vida. Si los diferentes sectores privados y públicos no asumimos el reto y las responsabilidades de buscar esta calidad de vida colectiva, vamos a continuar observando la huida de los mejores hijos de la Patria, los más aguerridos, los más emprendedores.

Director ejecutivo

Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI )