De gran pensada en gran pensada

Conociendo nuestra cortísima memoria, el inmenso, multimillonario y no oficial ministerio de comunicaciones del Confeso Dictador, periódicamente nos deslumbra, ofusca, confunde, con alguna descomunal pensada. Actualmente es el “Proyecto de Ley sobre Activos Digitales”, o Ley Bitcoin.2, presentada por la ministra de Economía a la Asamblea Legislativa el martes 22/11/2022. Milagrosamente no fue introducida a la Plenaria con dispensa de trámite, votada y aprobada sin siquiera leerla. Ya hay voces adversas (las de los mismos de siempre, que sí piensan y analizan y se preocupan y ven las consecuencias de cada pensada), pidiendo estudio, prudencia y análisis verdadero sobre un tema tan delicado y que tiene tantas aristas, especialmente en lo relativo a las relaciones con los centros financieros internacionales, los tratados de comercio con otros países, etc. 

Tema gravísimo, que opaca otro igualmente grave: las elecciones del 2024, que deberán realizarse bajo una ley “buena” (¿?), según el magistrado Wellman, que servirá para ejecutar unas elecciones de vital importancia e inmensa complejidad, dada la cantidad de partidos participantes, aunado a la realización del voto en el exterior, cuyos procesos carecen de claridad y justicia.

Este es un tema para abogados, pero como ciudadana y votante, según nuestra Constitución, tengo derecho a emitir mi opinión. (El diputado Auerbach no. Dejó claro que sólo tiene derecho a opinar concordando con el Confeso Dictador y sus seguros servidores. ¡Y tiene fuero!)

Opino, pues, que nuestros compatriotas residentes en el exterior tienen derecho a elegir Presidente y Vicepresidente de El Salvador, dado que sus remesas ayudan directamente a sus familiares, pero también el resto de salvadoreños nos beneficiamos porque con ellas contribuyen a que nuestro PIB no sea tan escuálido. Y nada más. No veo por qué, si no gozan de los beneficios o sufren de las consecuencias de su voto (como nos sucede a quienes vivimos en nuestro suelo), deban votar para diputados y concejos. Sé que es una opinión que cae mal, pero es injusto que sus votos nos obliguen a vivir situaciones que ellos no viven. Pero mi opinión no es la ley: votarán. Entonces que lo hagan en igualdad de condiciones. Porque en 2024 lo harán en total detrimento de los capitalinos, en una contienda en que “los de acá” debemos estar registrados en un padrón electoral, tener DUI vigente, movilizarnos a los centros de votación, etc., mientras “los de allá”, en un número que distorsiona el de los verdaderos habitantes de San Salvador, votarán en línea, con DUI vencido, o pasaporte, etc. ¿“Buena” esa ley? ¡Patético!

Ya que, para “saldar una deuda histórica” con los salvadoreños en el exterior deben dárseles todas las facilidades del mundo (porque se supone que idolatran al Confeso Dictador), simplifiquémoslo al máximo, utilizando el procedimiento de mi prima para identificar a los paisanos en el extranjero: si es bajito, moreno y feo, es salvadoreño. Podría añadirse, como requisito: “que coma pupusas y diga púchica”. Porque sus votos sí son valiosos; no los nuestros, que vivimos aquí sufriendo descalabros, luchando y trabajando a diario por salir adelante, pagando impuestos y rebuscándonos. Estamos en total desventaja. ¿Es que debemos aceptar la opinión del mencionado Wellman, y bajar la cabeza ante la injusticia, como el diputado Auerbach? ¡Exijamos elecciones justas!

¡Ay, compatriotas, somos bajitos, morenos, feos, pero no tontos! ¡No nos salgamos de la ruta!

Empresaria.