Ojalá ahora empiece a gobernar

Ahora que CAPRES no deberá ya ocuparse —al menos en el corto plazo— en disputas con diputados y tendrá una legislatura totalmente sumisa, la responsabilidad del Presidente de la República se acrecienta y profundiza y, por lo tanto, se espera que comience a gobernar.

descripción de la imagen
Foto: Redes sociales.

Por S, Enrique Anaya

2021-03-03 6:41:54

PUESIESQUE… los recientes resultados electorales demuestran, entre muchos aspectos, tanto la frustración ciudadana con la política nacional (expresada aquella en un desencanto con la democracia), como la esperanza de la mayoría de la población sufragista en el proyecto personalista y fascistoide que se impulsa desde Casa Presidencial (CAPRES).
Y es que conferir a acólitos del Presidente de la República la mayoría de las diputaciones de la Asamblea Legislativa —al grado que contarán con mayoría calificada— significa que la población exige un radical cambio de la política salvadoreña y, para ello, ha concedido un poder casi incontrolable al actual inquilino de Casa Presidencial.
Ahora bien, es importante señalar que con el poder conferido al Presidente de la República —sobre todo porque la Asamblea Legislativa será un mero apéndice de CAPRES— opera lo que en términos cinematográficos se conoce como principio de Peter Parker (sí…el Hombre Araña), que se resume en la siguiente frase: “Con un gran poder viene una gran responsabilidad”.
En efecto, ahora que CAPRES no deberá ya ocuparse —al menos en el corto plazo— en disputas con diputados y tendrá una legislatura totalmente sumisa, la responsabilidad del Presidente de la República se acrecienta y profundiza y, por lo tanto, se espera que comience a gobernar.
Por gobernar entiendo que se planifiquen, diseñen y ejecuten políticas que hagan realidad la prestación de servicios públicos eficientes y eficaces, servicios estatales que conduzcan, en definitiva, a que existan —de forma sostenida— mejoras tangibles en la calidad de vida de los salvadoreños.
Por supuesto, gobernar no es regalar bolsas con alimentos, ni repartir computadoras, ni hacer videítos ridículos: eso lo hace cualquiera que tenga a disposición un presupuesto casi inagotable (sobre todo, como CAPRES, cuando se manejan fondos ajenos). Gobernar es, entre muchas cosas, procurar el equilibrio entre la inmediatez —que significa atender lo urgente— y la importancia —que significa determinar lo prioritario en el mediano plazo, con visión de futuro—.
Así, ahora CAPRES y sus adláteres tienen la obligación —moral, ética, política e histórica— de dejar atrás el espectáculo bufo, la mentira, la opacidad, las triquiñuelas y, en cambio, ponerse a trabajar para intentar superar los graves problemas del país, entre ellos: seguridad ciudadana, que no se arregla con negociaciones ocultas; salud, que no se soluciona con la construcción no planificada de un hospital; educación, que no se supera regalando ordenadores; seguridad alimentaria, que no se soluciona repartiendo a lo loco “bolsas solidarias”; la crisis ambiental, incluyendo el acceso al agua, que no se arregla repartiendo botellitas de agua.
Aunque soy un incorregible optimista y, además, ingenuo como niño de primera comunión, debo confesar que las señales que en casi 2 años ha enviado CAPRES no me dan mucha confianza de que el Presidente de la República y sus cheros tengan la aptitud y la actitud de gobernar en bien del país. Solo vean algunos motivos de mis dudas: un Ministro de Salud que desprecia la ciencia; un Ministro de Hacienda que no sabe ni contar; un Presidente del Banco Central de Reserva cuya experiencia es administrar un cementerio municipal; un Ministro de Defensa que gusta de amedrentar diputados (además, por supuesto, de pelar cocos); un Secretario Jurídico y unos asesores legales que…¡ah, no,perdón…! ya me acordé: nunca contrataron abogados en CAPRES.
Pero, bueno, por el bien del país y, sobre todo, por el bien de cada uno de sus habitantes, ojalá CAPRES me dé una agradable sorpresa y decida por fin gobernar.
P.D.: ¡Qué emoción! A partir de mayo veremos de qué están hechos los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Abogado constitucionalista.