La victoria de Bukele, una dicotomía

El Presidente eliminó a los “mismos de siempre” que están visibles a la población. Los “mismos de siempre” no visibles siguen con la administración de Bukele, ahora en posiciones de mando. El mismo Presidente es parte de “los mismos de siempre”. La investigación de posible corrupción con la utilización de los fondos de la pandemia no ha progresado mucho, aunque es probable que la malversación de fondos sea mucho mayor a la de administraciones precedentes. La reacción del pueblo ante esta posibilidad ha sido: “los otros robaron también”, y no les ha importado esta posibilidad

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Foto: Redes sociales.

Por Carmen Elena Alcaine

2021-03-03 6:35:33

Su victoria, la cual es aplastante e irreversible, ha sido validada por un pueblo que todavía no puede medir los alcances de su decisión. Bukele entró a la Presidencia como el presidente de Francia, Emmanuel Macron: un hombre sin partido político.
En Francia, el partido Socialista, de donde Macron provenía, se veía fragmentado por la incompetencia de su último Presidente, y el partido de derecha también atravesaba una crisis profunda.
En un golpe de confianza al nuevo Presidente, Macron logró una mayoría en el Congreso con su nuevo partido político.
A un año y medio de nuevas elecciones presidenciales, la gestión de Macron está siendo profundamente interrogada por el pueblo francés, fijando un futuro incierto a la próximas elecciones presidenciales.
Como el presidente Macron, Bukele es el producto de su partido anterior, el FMLN. Sus logros en estas elecciones de 2021 se deben a la manera en que construyó su campaña para obtener una mayoría tanto en la Asamblea Legislativa como en las Alcaldías para su partido Nuevas Ideas. Una devastadora estrategia política que comprendía:
Primero: su irrupción del 9F en la Asamblea constituyó su primer paso para destruir la confianza del pueblo en el Poder Legislativo. El pueblo vio los retrasos en la aprobación al préstamo del BCIE no como la manera legítima de interrogar la validez de los objetivos del préstamo, sino como la obstrucción a los objetivos de Bukele con su plan de seguridad nacional por “los mismos de siempre”.
Segundo: la pandemia fue fundamental para Bukele para convencer al pueblo de su gestión. Al cerrar el pais al COVID-19 se aseguró de que el pueblo, cuya supervivencia estaba asegurada por actividades en el sector informal, no tendría más alternativa que depender de los paquetes de comida del Presidente. Efectivamente, convirtió al pueblo en su dependiente. De paso, trató de eliminar las actividades económicas de cualquier grupo privado que podría representar alguna oposición a sus planes.
Tercero: su plan de seguridad nacional, cuyo objetivo ha sido de eliminar las actividades homicidas y de extorsión de grupos criminales como la Mara Salvatrucha, Barrio 18 y otros, incluyendo el narcotráfico, le sirvió como plataforma de negociación con ellos mismos. Estos grupos continúan controlando grandes segmentos de la población y se dice que fueron responsables de la movilización y el voto a Nuevas Ideas. Pero, ¿cuáles han sido las bases de tal negociación a cambio de reducir los homicidios? Una posible avenida podría ser con el incremento en el número en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. ¿Quién nos puede asegurar que no habrá infiltración masiva de estos grupos criminales en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional?
Cuarto: la administración de Bukele negó al pago del FODES del presupuesto nacional a las alcaldías del país por un tiempo prolongado, lo suficiente para destruir la credibilidad en la gestión de las alcaldías por el impago a proveedores.
Quinto: su campaña electoral prometió un alto a la corrupción, eliminando a “los mismos de siempre”. Efectivamente, el Presidente eliminó a los “mismos de siempre” que están visibles a la población. Los “mismos de siempre” no visibles siguen con la administración de Bukele, ahora en posiciones de mando. El mismo Presidente es parte de “los mismos de siempre”. La investigación de posible corrupción con la utilización de los fondos de la pandemia no ha progresado mucho, aunque es probable que la malversación de fondos sea mucho mayor a la de administraciones precedentes. La reacción del pueblo ante esta posibilidad ha sido: “los otros robaron también”, y no les ha importado esta posibilidad. ¿Y por qué tal tolerancia? En parte porque los procesos legales y la recuperación de dineros malversados de administraciones anteriores están aún pendientes, incluyendo el caso de Alba Petróleos. En parte también porque somos un pueblo acostumbrado a la corrupción.
No sabemos qué encrucijada nos espera mirando hacia adelante porque el Presidente no nos ha participado su programa de desarrollo económico y social pero sabemos que negocia con el Fondo Monetario Internacional. Aparte de las reformas fiscales, ¿estará el programa el fortalecimiento institucional que tanto necesitamos?
Nuestra experiencia con las elecciones 2021 deberá presentar a los partidos de oposición política una guía para la reestructuración y renovación de ellos mismos. La abstención del sector privado tradicional en el financiamiento de estos partidos en las elecciones atestigua la necesidad de una reforma profunda. Y para aquellos partidos nacientes, una mira para su fortalecimiento y expansión.
Una oposición fuerte y coordinada para aquellos programas de gobierno sin fundamento no tiene que necesariamente venir de la Asamblea; puede también venir por la vía de otras instituciones, y no necesariamente solo de instituciones tradicionales.