Lo que esperamos de nuestros políticos

La vida no es un ensayo, esperemos que los partidos políticos tradicionales recapaciten y que las nuevas fuerzas políticas emergentes nos brinden aportes altamente técnicos para generar un entorno social sano y próspero

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Por Luis José Samayoa Rodríguez

2021-03-02 10:11:23

Luego de haberse celebrado los comicios el 28 de febrero de 2021 surgieron muchas novedades que han marcado la historia política del país como parte de la democracia que tenemos los electores para elegir a los funcionarios públicos que nos representan. Más allá de la crisis generada por la pandemia y las adversidades que el entorno social refleja actualmente, el ciudadano facultado para ejercer el sufragio emitió su veredicto, en donde el primer batacazo se dio en las elecciones presidenciales y esta vez no fue la excepción.
Con base en lo reflejado en los resultados electorales, podemos resaltar algunas cosas: un partido emergente con candidatos que, en su gran mayoría, entran por primera vez al ruedo público y que, como una avalancha sin frenos, logro incorporar más de una mayoría simple al Legislativo y ganar un gran número de municipalidades, lo cual genera una expectativa enorme a la población ante las actuaciones que ejecuten los nuevos funcionarios que lograron una curul y los nuevos consejos municipales que entrarán en funciones.
Por otra parte, se pudo ver reflejada una oposición totalmente opaca que se mantuvo siempre actuando bajo los mismos parámetros arcaicos y actitudes de prepotencia y negligencia, reflejando ofertas desfasadas y repetitivas, ante un escenario político que requería un papel más decente por parte de este sector político con el objetivo de ofrecer propuestas frescas, claras y debidamente respaldadas. Sumado a lo anterior, la falta de nuevos perfiles de candidatos a diputaciones y cargos municipales, fueron casi inexistentes y los pocos que surgieron no recibieron el apoyo suficiente para tener mayor protagonismo. Es preocupante ver una oposición desmembrada, en donde resulta inútil convencer a alguien de que vea lo que no quiere ver.
La oposición no existió como tal, no hubo un cambio sustancial y sumado a los antecedentes poco halagadores de gestiones pasadas, la gente castigó esa insolvencia e incumplimiento. La rotunda asimetría entre el oficialismo y las tendencias opositoras evidenciada por estas elecciones prueba la fragilidad de nuestro sistema de partidos y, por extensión, la incertidumbre que compromete el desarrollo venidero de nuestra democracia en El Salvador.
Los votantes han reflejado una postura clara en la decisión que la mayoría ha tomado, la cual se ha respetado como parte de la democracia y el derecho a votar para elegir a nuestros funcionarios. Sin embargo, palpita una enorme intriga a caer en un entorno donde la democracia, concebida como aspiración a conciliar principios y pluralismo, equidad social y educación plena, bipartidismo y desarrollo integral, la ley y la solidaridad, no pueda alcanzarse en un plazo razonable.
La vida no es un ensayo, esperemos que los partidos políticos tradicionales recapaciten y que las nuevas fuerzas políticas emergentes nos brinden aportes altamente técnicos para generar un entorno social sano y próspero, erradicando arbitrariedades y rencores para la toma de decisiones ante las adversidades y necesidades que deban ser atendidas para la sostenibilidad del país.

Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador