La población habló...

El pueblo ha forzado al partido oficialista a lo siguiente: van a escribir historia. La última vez que hubo una aplanadora fue en los 80s, con José Napoleón Duarte. Una aplanadora corrupta y que eventualmente se acabó al partido. Espero que los que ahora están prometiendo trabajar por el pueblo y ser diferentes lo hagan y sean.

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Simón Meléndez, alcalde electo del municipio de Mejicanos. / Foto EDH cortesía

Por Carmen Marón

2021-03-01 6:08:42

Las elecciones fueron transparentes. No hubo fraude, como decía el Sr. Presidente. Y los resultados no son los que algunos queríamos, pero son los fríos y reales. Pero, sí, el pueblo habló. No hay de otra, nos guste o no nos guste, más que aceptarlo.
Ahora hay que mirar hacia adelante y pensar en El Salvador. No se puede vivir de lamentos y creo que para muchos de nosotros este ha sido un duro despertar. Primero creo que es importante suprimir de nuestro vocabulario esa frase de “vendieron su país por $300 y una caja PES”. Perdonen, no se dijo eso cuando se vendieron por láminas, escobas y delantales. La primera lección que tenemos que tomar de esto es que, políticamente, El Salvador esta MAL. No hemos ni educado, ni nos hemos educado para conocer nuestras leyes, nuestros derechos y nuestras responsabilidades ciudadanas. Hemos descuidado la educación en el área rural y peri-rural, por no decir en el área urbana. Y eso ha sido por años, por la necedad de mantener un sistema. Cuando Rutilio Grande intentó —sin ideologizar— enseñar a leer y a conocer sus derechos a las familias campesinas, la solución fue tildarlo de comunista y matarlo. Así que si se vendieron por espejitos es porque como sociedad nunca nos molestamos en educar al porcentaje más grande de nuestra población.
Segundo, aun y sabiendo lo delicado de esta elección, 48% de los salvadoreños no salieron a votar. Y no fue por miedo al virus. Es porque en el fondo, muchos creen que su voto no va a cambiar nada o, lo que siempre he criticado, quieren estar bien con Dios y con el diablo. De cualquier manera es una falta de cultura cívica y responsabilidad ciudadana. Si bien el abstencionismo es una manera de mostrar inconformidad, un 48% raya en lo ridículo.
Y volviendo a la acusación de “vender”, ¿el 48% que se queja pero no fue a votar no se “vendió” también para no perder contratos, por miedo, por quizás buscar cuello? Ustedes me dicen. Pensar que mi voz como ciudadano no cuenta en un momento crítico para el país es simplemente desidia.
Y por último, el pueblo ha forzado al partido oficialista a lo siguiente: van a escribir historia. La última vez que hubo una aplanadora fue en los 80s, con José Napoleón Duarte. Una aplanadora corrupta y que eventualmente se acabó al partido. Espero que los que ahora están prometiendo trabajar por el pueblo y ser diferentes lo hagan y sean. Es más, les voy a repetir mis críticas que he hecho por años a los mismos de siempre: cómprense su propio celular, páguense su propio seguro médico, usen su propio carro y páguense su propia gasolina, bájense el sueldo y quítense los bonos porque ganan diez veces más que el salvadoreño promedio. Por sobre todo, respeten la Constitución. Yo siempre he pensado que cuando el servidor público es probo no necesita guardaespaldas ni escoltas.
Así que comenzamos una nueva era para El Salvador, una en que espero la sociedad civil tenga la libertad y el valor para expresarse, exigir y criticar, un rol que tuvo que haber jugado desde hace mucho tiempo. De nuevo, es importante recordar: la voz del pueblo es la que siempre se debe escuchar. No hay mayor error que callarla.

Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.