Estas últimas semanas han sido evidentes las públicas y contundentes expresiones de unidad y afinidad en diferentes instancias de la sociedad. Todas preocupadas y en procura por conservar los principios democráticos y republicanos en el país.
Un grupo de 69 pastores, sacerdotes y reverendos hicieron un llamado a los “creyentes”, a “razonar para superar esta época oscura, y reencontrarnos como hermanos que caminan en la construcción del sueño cristiano de una sociedad reconciliada, con justicia y paz. También manifestaron su profunda lamentación por los escandalosos casos de corrupción que salen a luz con demasiada frecuencia, las actitudes autoritarias y de dominación que contradicen las enseñanzas cristianas”, “Que los gobernantes están llamados al servicio, no a la tiranía, preocupados por la retórica violenta que ya cobró los primeros asesinatos de inocentes”, entre otros asuntos de mucha importancia. (EDH, 17-2)
Cuarenta organizaciones de la Sociedad civil (Grupo Impulsor) presentaron, junto a 105 candidatos a diputados de diferentes partidos políticos, “La Plataforma de Compromisos por la Defensa de la Democracia y la República”. En ella se incluyen temas cruciales como respeto a la Constitución y a la institucionalidad, cero tolerancia a la corrupción, transparencia y rendición de cuentas, idoneidad e independencia de funcionarios electos en segundo orden y otros temas importantes que contribuyan a garantizar al país a salir del atolladero político y económico en que se encuentra, así como para que nuestra democracia se fortalezca.
Diversos tanques de pensamiento han hecho lo propio al expresar su preocupación por la inestabilidad política imperante y fomentada, con mayor frecuencia, desde un órgano del Estado y respondido por otro. El Cuerpo Diplomático acreditado en el país, de igual forma, ha expresado su deseo y compromiso por contribuir a que las próximas elecciones del 28F se desarrollen en paz, transparencia, libre de ataques y violencia. Uno de ellos incluso convoco a los más altos mandos de la PNC y Fuerza Armada para expresarles su interés en que jueguen el rol apolítico que nuestra Constitución y leyes les demandan.
No me cabe duda de que todas estas expresiones y deseos de fortalecer nuestra democracia, la República y dejar atrás los gobiernos de corte autoritario, viniendo desde diferentes instancias de la sociedad, es algo que, lejos de dividirnos, nos está uniendo más como acero resistente para continuar avanzando en el siglo XXI y no retroceder al siglo XX. Nuestra gente, el país merece un mejor futuro y eso lo vamos a construir solamente si continuamos fortaleciendo la UNIDAD, pero alrededor de libertades y principios democráticos, NO con más división ni discursos de odio.
Entonces, hago un urgente llamado a todos los salvadoreños para que el próximo 28F, con nuestro voto, demos la espalda al odio y a la división y nos comprometamos a continuar uniendo esfuerzos como sociedad, en procura de nuestra convivencia pacífica y en conquista del tan anhelado bienestar común.
Militar y economista.