Nuestro deber

Estamos a pocos días de elegir a los que nos representarán en la Asamblea Legislativa. Tomarán decisiones que nos afectarán a todos y que determinarán el destino de los salvadoreños. Hay que elegir con sabiduría y con el mayor conocimiento posible.

descripción de la imagen
Los ganadores de la gala del 2020, en los Premios Cancha.

Por José María Sifontes

2021-02-19 8:11:07

En la pasarela situada cerca del redondel Masferrer colocaron ayer una gran pancarta con la siguiente frase: “Diputados de m…”. Muchas personas celebran este tipo de cosas, creyendo que es una forma de hacer justicia, una manera en que el “pueblo” expresa su frustración y señala a los que presume culpables de los problemas del país. No lo creo; para mí es tan solo un indicativo más de lo mal que estamos como sociedad. Cuando la vulgaridad y el insulto se convierten en la única forma de expresión, sustituyendo al debate y la confrontación racional, sabemos que hemos bajado varios peldaños en civilidad, que hemos retrocedido.
Insultar es fácil, no requiere inteligencia ni creatividad. Aquí no trabaja mucho la zona cerebral que se encarga del razonamiento, actúa más que todo el cerebro primitivo. El insultar no resuelve problemas, por el contrario, los hace más graves al cerrar los canales de comunicación. Indica pobreza intelectual, educación precaria y mal control de los impulsos. El insulto es una forma de agresión, ofende la dignidad e intenta humillar. Para que esto pase a violencia física no hay más que un paso. Muchos de los grandes crímenes de la Historia comenzaron con palabras, con ofensas. Es completamente cierto aquello de que las palabras matan. Si alguien duda sólo tiene que preguntarles a los alemanes y a los rusos.
¿A qué debemos aspirar? Evidentemente a discusiones valientes pero civilizadas, que analicen en profundidad y de manera realista los problemas, que lo hagan con datos y cifras y no con suposiciones o sesgos. Para ello hay que tener preparación e inteligencia. Los problemas de nuestro país y los desafíos que enfrenta son tan delicados que no nos podemos dar el lujo de dejarlos en manos de personas que discuten como niños mal educados.
Estamos a pocos días de elegir a los que nos representarán en la Asamblea Legislativa. Tomarán decisiones que nos afectarán a todos y que determinarán el destino de los salvadoreños. Hay que elegir con sabiduría y con el mayor conocimiento posible. Existen caras conocidas, pero también muchos a quienes no hemos tenido suficiente tiempo para conocer. Algo hemos captado en las cortas entrevistas en que han participado. Han sido útiles al menos para saber por quiénes no votar. En lo particular descarto a la primera a los sabiondos, a los que creen saber más y estar muy por encima de los demás, con frecuencia sin apenas haber tenido experiencia real. Tampoco me gustan los que llegan a las entrevistas con actitud beligerante, con la espada desenvainada; realmente no les veo mucha diferencia con los que hicieron la pancarta. Las capacidades y cualidades que hay que buscar son preparación académica, honestidad, independencia de criterio y valentía. Los salvadoreños ya hemos pagado demasiado por haber elegido a personas que carecían de estos elementos. Los lectores podrían preguntarse si existen candidatos que tengan todos estos atributos. Yo creo que sí. Algunos lo han demostrado, dando buenas propuestas, y también resistiendo los más bajos ataques y las tentaciones. La tendencia a generalizar y de que paguen justos por pecadores ?que muchos creen a ciegas?no es más que una estrategia de marketing.
Finalmente es necesario insistir en que hay que ir a votar. La abstención muchas veces sólo favorece a quienes no deseamos que queden. Es deber cívico; lo debemos al país, a nuestros hijos y a nosotros mismos.

Médico Psiquiatra.