Movilizando a los abstencionistas

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Manuel Hinds / Foto Por Archivo

Por Manuel Hinds

2020-10-08 6:14:04

Hay un aspecto muy curioso en el escenario electoral de El Salvador. A menos de 5 meses de las elecciones de diputados y alcaldes, ningún partido, ni el oficial ni los de la oposición, han develado al electorado la visión del país por la que lucharían en caso de ganar posiciones en los comicios. En el caso del partido oficial, esto no es sorprendente porque es claro que lo que lo mueve es una ambición por el poder total para este presidente de la República. Sí debería ser sorprendente de los partidos de la oposición, que están pasando por un cambio radical en las circunstancias en las que operan y, especialmente, de ARENA, que ha anunciado repetidamente que ha cambiado por dentro.
Como resultado de esta negligencia, el electorado no sabe qué esperar de estos partidos. Esto parece no importarles a sus dirigentes, que parecen asumir que los electores que no están apoyando al presidente, que están creciendo en número, van a tener que votar por ellos porque no tienen otra opción. El problema es que sí tienen otra opción: no votar. Esto ya ha sucedido y puede volver a pasar. Y con su voto o su no voto, pueden ser los que cambien lo que está pasando.
El presidente fue electo en un voto de repudio a los partidos que habían sido mayoritarios desde los Acuerdos de Paz, como un último recurso de un electorado que trató varias veces de forzar un cambio en ellos. La primera señal de la insatisfacción del electorado se manifestó con un aumento de la proporción del electorado que no votaba. A pesar de ser un signo ominoso, los partidos de entonces no se preocuparon porque, al fin y al cabo, lo importante para ellos era ganar mayorías, que se podían lograr igual con un electorado de 5.6 millones de votantes o con solo 2.7 millones si el resto no votaba. Por un tiempo pareció que tenían razón. Se peleaban por un pastel cada vez más pequeño como porcentaje del electorado, pero el triunfador ganaba igual. Eventualmente, sin embargo, la insatisfacción que manifestaban los no votantes se concretó en la derrota del 2019.
Esto era posible verlo venir. La posibilidad de que sucediera fue un tema que yo visité repetidamente en los últimos diez años. Por ejemplo, en junio de 2013 publiqué un artículo sobre la creciente falta de interés en los votantes, especialmente entre los jóvenes, que terminaba así:
“La desidia de los jóvenes, y de todos los demás, es una señal que la realidad les está mandando a las cúpulas. Es un muy necesitado “baño de pueblo” que los dirigentes, aislados por sus adoradoras camarillas, no han querido recibir en mucho tiempo. Y deben darse cuenta de que precisamente un ambiente como este, de insatisfacción ante la pretensión de las cúpulas de que el pueblo tendrá que votar, quiera o no quiera, por lo que se le ponga enfrente es lo que llevó al poder a los Chávez, los Fujimori, los Evos, los Correas y tantos otros que en la historia de América Latina han destruido con su arbitrariedad la integridad institucional del estado y, con ella, las posibilidades de desarrollo”.
Esto es lo pasó en 2019 y, como resultado, estamos sufriendo ahora exactamente lo que dije en el artículo: la arbitrariedad del presidente y la destrucción de la integridad institucional del estado y de las posibilidades de desarrollo. El castigo se dio pero, muy significativamente, los electores que no votaron en 2019 (2.5 millones) fueron mucho más, casi el doble, de los que votaron por el presidente (1.4 millones). Los que no votaron representaron el 48% del padrón electoral, los que votaron por el presidente el 27%.
Así, la protesta de los abstencionistas fue la mayor. Ellos representan el grupo más grande del electorado. Quíteles la tercera parte y todavía le habrían ganado por 250 mil votos al presidente. Los números sugieren que los votos que perdió el FMLN se fueron a GANA, mientras que los que perdió ARENA, no solo en esta elección, sino en otras anteriores, se fueron a no votar. Esta población, que dejó ARENA pero no quiso votar por el FMLN ni por GANA, es un nicho potencial para ganar sustanciales cantidades de votos por parte de los partidos moderados. Pero estos votantes no pueden ganarse si estos partidos no demuestran que los problemas que los alejaron de ARENA han sido resueltos en ARENA mismo o que no existen en los otros partidos que compiten con ARENA. Entre estos estaban los casos de corrupción y la falta de una visión clara de un futuro mejor para los salvadoreños de todas las clases sociales.
Si ARENA no responde a estos requerimientos, esta gente no va a votar, con resultados muy negativos para el partido y para el país. Ellos ya tienen una razón para no votar por el presidente. Ahora, ARENA, y los partidos moderados, tienen que darle una razón para que vayan a votar. Si lo hacen, van a votar por cualquiera de estos partidos, no por los del presidente.

Máster en Economía

Northwestern University