“El Síndrome de Judas”

debemos reconocer que si se le falla a una persona cercana no sería extraño que esto ocurra con otras personas; en otras palabras, habrá eventualmente una traición hacia la familia o a los amigos. Pese a esto, el que ejecuta una traición se degrada a sí mismo, sin embargo esto es algo que no suele importarle o aun peor no suele reconocerlo.

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Por Mario Aguilar Joya

2019-09-13 9:01:35

Judas Iscariote es mejor conocido como el traidor que entregó a su Maestro, convirtiéndolo así en el sinónimo de traidor consumado por excelencia, dejando a que muy pocos recuerden que también fue uno de los doce llamados a seguir de cerca a Jesús. Siempre que hablamos de Judas se sobrepone la característica de “traidor” a la de “apóstol”.

El origen del nombre es controversial. Algunos opinan que se deriva del hebreo Ish Keriot “hombre de Keriot”, una población situada en la parte sur de Hebrón, sería entonces Judas el hombre de Keriot. El Evangelio de Juan menciona que Judas era hijo de Simón Iscariote y este segundo nombre es el que lo diferencia de otro de los Apóstoles, por ejemplo, Judas el hijo de Jacobo.

No hay duda de que su acción de traición provoca preguntas que no siempre tienen respuestas claras y su nombre está vinculado universalmente con sentimientos negativos, lo que hace muy probable que no exista otro nombre en la historia que se relacione tan estrechamente con la traición, siendo así que casi nadie pensaría en poner el nombre de Judas a uno de sus hijos.

Aun cuando la historia está llena de estudios realizados por teólogos que han intentado reivindicar parte del nombre y tratar de rescatar cualidades positivas en Judas Iscariote, la verdad es que estos intentos han sido infructuosos y la relación que seguimos haciendo de Judas es precisamente con la traición.

Es en este contexto que surge lo que conocemos como “Síndrome de Judas” que trata sobre la dinámica de la traición en las relaciones humanas sobre todo la complejidad en la que se genera y como se va desarrollando para que finalmente nos sentimos afectados o heridos por lo que consideramos una traición realizada por alguien cercano a nosotros. Pero el concepto es tan complejo que, también en ocasiones nos sentimos traicionados por personas a las cuales escasamente conocemos o con las que solamente tenemos una relación circunstancial.

Para una mejor comprensión del Síndrome de Judas, debemos definir inicialmente lo que reconocemos como Traición, es decir, una “falla que realiza una persona cuando no cumple su palabra o no guarda la lealtad debida”.

Esta falta o traición no es únicamente contra una persona, también el concepto se extiende a la familia, la comunidad, al deber público, las convicciones religiosas y finalmente a la patria. De manera que deberíamos dejar de relacionar la traición a una falta únicamente contra las personas cercanas. Sin embargo, debemos reconocer que si se le falla a una persona cercana no sería extraño que esto ocurra con otras personas; en otras palabras, habrá eventualmente una traición hacia la familia o a los amigos. Pese a esto, el que ejecuta una traición se degrada a sí mismo, sin embargo esto es algo que no suele importarle o aun peor no suele reconocerlo.

El investigador George K. Simon, en su libro The Judas Syndrome: Why Good People Do Awful Things (“El Síndrome de Judas: por qué las personas buenas hacen cosas horribles”, desafortunadamente aún no publicado en español) y cuyas investigaciones incluyen además a las personas manipuladoras, nos hace saber que no conoceremos totalmente a las personas hasta que eventualmente ellas nos traicionen pero deberíamos analizar las circunstancias en la que lo hicieron para intentar evitar una recurrencia, además expone que aun las personas más cercanas son capaces de traicionarnos y que todas las personas por buenas que parezcan nos podrán traicionar si las situaciones llegan a ser adecuadas.

El libro no pretende ser una apología en defensa de la traición al sugerir que la capacidad para traicionar es inherente a la naturaleza humana. Tampoco es una investigación para volvernos paranoides en el desarrollo de nuestras relaciones con los demás. Es una recolección de ejemplos que nos ayudan a comprender y así prevenir, no solamente la traición que es el evento último de una serie de pasos que se desarrollan en nuestras vidas sin que a veces nos percatemos de ello, sino también identificar a aquellos que se vuelven traidores habituales en nuestras vidas.

El texto ayuda a reconocer a las personas con predisposición aumentada a engañar aun cuando a simple vista parezcan individuos normales. La comprensión del “Síndrome de Judas” nos guía al oscuro y enredado mundo de personas egoístas que hacen de la traición y el engaño una forma de vivir y la manera de reconocerlo tempranamente para romper con ese círculo vicioso y de esta manera evitar un sufrimiento mayor.

Médico y Doctor en Teología.