El secreto de un gran truco está en la distracción

Seamos más inquisitivos al momento de cuestionar. No porque el truco sea alucinante, o la distracción apetecible, debemos quedarnos a aplaudirlo, o a caer en la trampa de la ilusión, y perder de vista lo que en realidad ocurre frente a nuestros ojos.

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Braima Suncar Dabo (R) de Guinea-Bissau, asiste a Jonathan Busby desde Aruba a través de la línea durante la ronda de clasificación masculina de 5000 metros en el Campeonato Mundial de Atletismo. EFE/EPA/JEAN-CHRISTOPHE BOTT

Por Jonathan Navarro

2019-09-27 5:40:20

Es alucinante ver un gran truco de magia: te cautiva, te mantiene expectante, te sorprende y te deja incrédulo. Dicen que el secreto de un gran truco de magia está en la distracción, porque mientras el mago introduce en el sombrero un conejo, y simula que las cosas marchan mal en su truco, únicamente está distrayendo nuestra atención al sombrero, cuando en realidad el conejo siempre estuvo debajo de su manga.

Recientemente he visto tantos trucos de magia que ahora parece difícil saber en qué momento nos generan la distracción, o muestran el error o el truco. Pues bien, pondré en contexto algunas grandes actuaciones.
Apenas unas semanas para finalizar las elecciones se puso en escena un plan de gobierno —que no era más que una copia del plan del quinquenio anterior—, el cual fue presentado bajo focos y luces. Y mientras todos esperaban ver saltar al conejo del sombrero, no nos dimos cuenta de que todo el tiempo estuvo bajo la manga del mago, y lo que parecía un error era nada más que la distracción; la distracción del cierre de una elección reorientada hacia el repudio de las campañas de descrédito, que tanto mal han hecho en los últimos años, y permitieron que el mago sacara el conejo del lugar donde siempre estuvo, bajo su manga, formada de una estrategia de campaña sin precedentes, que siguió firme mientras todos seguían viendo el sombrero.

A escasas horas de haber tomado posesión se escondió debajo del sombrero una medicina amarga, y mientras todos miraban con asombro los despidos de militantes de partidos políticos a través de redes sociales, bajo la manga estaban los despidos masivos de empleados públicos que nada tienen que ver con la militancia a un partido, y que tanto daño han provocado a las familias de muchos salvadoreños. Pero poco se ha dicho al respecto, porque mientras unos se consuelan con nada más que la resignación, la mayoría seguimos esperando ver salir al conejo del sombrero.

Y entonces me pregunto, ¿qué hay bajo la manga, cuando se esconde en el sombrero una política de seguridad aun incompleta? ¿Tendrá que ver con que aún no se diga nada de la política fiscal del país? O, ¿por qué en la presentación de una CICIES “liviana”, se bloquea el acceso a unos periodistas? Y entonces, el foco de la atención de todos pasa, una vez más, por criticar una actuación aislada, y no en preguntarnos los alcances, utilidad y destino de una herramienta contra la corrupción de tal embargadora. ¿Será que una vez más nos quedamos viendo al sombrero?

No pretendo llenar de especulaciones cada actuación administrativa, ni insinuar que un mago, por solo el hecho de ser un mago de profesión, todo el tiempo está jugando al sombrero y al conejo. Solo digo que le perdamos por un momento la atención al sombrero, que bajemos la guardia en buscar el error detrás del truco, porque donde el error sea parte de la distracción, perderemos de vista lo que se esconde bajo la manga.

Seamos más inquisitivos al momento de cuestionar. No porque el truco sea alucinante, o la distracción apetecible, debemos quedarnos a aplaudirlo, o a caer en la trampa de la ilusión, y perder de vista lo que en realidad ocurre frente a nuestros ojos. Es cierto, el secreto de un gran truco de magia está en la distracción; pero en el teatro de la vida, el secreto de un gran público está en la capacidad de cuestionar, de interpretar y de saber distinguir la ilusión de la realidad.

Abogado

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