El Salvador no es un niño enfermo

Entonces, lo digo claramente: El Salvador no es niño enfermo…ni siquiera lo comparto si el orador lo dice recurriendo a metáforas o cualquier otra figura dizque literaria o poética. El Salvador es un pueblo valiente que sufrió una terrible guerra civil, con miles de muertos…y logró superar ese horror a través del diálogo y la negociación.

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Un vehículo de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos se ve junto a los prototipos del muro fronterizo del presidente Donald Trump, el 3 de abril de 2018. Foto/AFP

Por Enrique Anaya

2019-06-03 7:48:17

PUESIESQUE…reconozco, admito y acepto que una revisión histórica nos demuestra que —salvo muy escasas y brillantes excepciones— un primer discurso presidencial está repleto de simbolismos, frases vacías, promesas sin sentido y compromisos que se sabe que nunca se cumplirán…y, desde una perspectiva del lenguaje, un primer discurso presidencial está lleno de metáforas, hipérboles, metonimias y todas las figuras retóricas que se les ocurran…todo para hablar sin comprometerse… para decirlo en salvadoreño, “hablar paja bonita”…así es, tá bien, es parte del show.

Pero no es “paja bonita” eso a que ahora nos digan, en el discurso presidencial del uno de junio, que “El Salvador es como un niño enfermo”…mmm…eso sí que ya está fregado…ahí sí que, como decía mi abuela, “explíquese, niño”.
Uno entiende que un joven presidente electo esté nervioso en sus primeros contactos con políticos extranjeros de larga data —además, de sólida preparación académica y dilatada experiencia— y que, entonces, en el ánimo de contestar, el joven presidente compare a El Salvador con un “hijo drogadicto”…digo: no es que el ejemplo esté bien, para nada, pero se entiende el nerviosismo de la inexperiencia e improvisación.

Pero venir a decir, en un discurso que se preparó por prácticamente cuatro meses, que el país es como “un niño enfermo”…ahí sí que necesitamos expresarnos.

Entonces, lo digo claramente: El Salvador no es niño enfermo…ni siquiera lo comparto si el orador lo dice recurriendo a metáforas o cualquier otra figura dizque literaria o poética.

El Salvador es un pueblo valiente que sufrió una terrible guerra civil, con miles de muertos…y logró superar ese horror a través del diálogo y la negociación.

El Salvador es un pueblo que, por la guerra, por la violencia y por las carencias económicas, soportó y sigue soportando la expulsión de miles de compatriotas…pero son padres, tíos, hermanos y primos que no olvidan su tierra.

El Salvador es un pueblo que sufre cotidianamente una violencia social y delincuencial que provoca, cada mes, cientos de muertos y desaparecidos, destruyendo familias y amigos…pero todos los días su gente insiste en sobrevivir.

El Salvador es un pueblo que cada día, ya sea bajo la lluvia o bajo un calor desesperante, sale a trabajar, a estudiar…a buscar cómo sostener a su familia, a intentar construir un futuro menos desesperante.
Así que no me digan que El Salvador es “como un niño enfermo”…El Salvador ni es un niño, ni está enfermo, ni necesita medicinas amargas…¡que va¡ … décadas tenemos los salvadoreños de estar tomando medicinas amargas, ácidas, agrias y saladas.

El Salvador es un pueblo formado por mujeres, hombres, ancianos, adultos, jóvenes y niños que no necesita que le digan que debemos “trabajar el doble”…ya lo hacen; ni tampoco que le digan que “nos toca ahora a todos tener un poco de dolor”…ya soportan dolor…y bastante.

Lo que El Salvador sí necesita son políticos honestos, valientes y capaces…necesita que no les paguen a los ministros sobresueldos o a través de contratos “chabeleados”; necesita que los políticos no pongan a familiares y cheros en los cargos públicos; necesita que los políticos no hagan de sus obligaciones un espectáculo o simple propaganda.
Empezando por esas señales es que los salvadoreños sí podremos aspirar a tener seguridad, salud, educación y trabajo…y, así, intentar construir un mejor futuro.

Así que los salvadoreños no somos “como un niño enfermo”…los salvadoreños sí somos, como dijo el poeta, “los guanacos hijos de la gran p…/ (…) /los hacelotodo/los vendelotodo/los comelotodo/los primeros en sacar el cuchillo/los más tristes del mundo/mis compatriotas, mis hermanos”
P.D.: No hay.
S. Enrique Anaya
Salvadoreño…sobre los que contó Roque Dalton.

Abogado constitucionalista.