El Salvador en dictadura

Ya hay presos políticos, encarcelados bajo argumentos legales que disfrazan la persecución política, pero esas personas no están recibiendo un trato justo y menos en igualdad de condiciones, esas personas bien podrían estar siendo torturadas al interior de la cárcel, porque la dictadura les quiere de rodillas.

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Enrique Anaya, abogado constitucionalista. Foto EDH / Yessica Hompanera

Por Andy Failer

2021-11-24 5:58:53

El mundo está enfrentando una ola de autoritarismo, mayormente encabezada por proyectos populistas, de extrema derecha y/o neoliberales. Esto se debe al duro fraccionamiento del sistema de partidos políticos que se vive en todo el mundo. Ese mismo fraccionamiento pasó una fuerte factura en nuestra sociedad y la confianza en los partidos políticos está por los suelos. Una persona canalizó muy bien esa desconfianza, quien ahora se sienta en Casa Presidencial marcando una agenda dictatorial muy acelerada y sin altibajos. El Salvador ya vive en dictadura, es un hecho irreversible y que nos llevará hacia muchos años de oscuridad democrática y miedo colectivo.

En El Salvador ya no existen garantías jurídicas. Cualquiera que desafíe al Estado asumirá las consecuencias, y el Estado es ya una sola persona. El oficialismo se ha hecho con el poder judicial, desde los jueces hasta los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, también del Fiscal General y por supuesto cuenta con el poder de la Policía Nacional Civil y las Fuerzas Armadas, entre otras instituciones que ha cooptado. Repito, el Estado es ya una sola persona. Recientemente, este periódico publicaba una nota sobre una persona que fue capturada en su propia casa por supuestamente amenazar a Bukele desde su cuenta de Twitter. Repito nuevamente, cualquiera que desafíe al Estado asumirá las consecuencias.

Solo esta semana, después de que el Presidente anunciara un paraíso irreal llamado Bitcoin City, también comenzaron los allanamientos de siete organizaciones que le incomodan a esta dictadura. También aprobaron sin dudarlo la Ley de Dominio Eminente, con la que el Estado podrá expropiar bienes cuando los considere de utilidad pública o de razón social, pero como ya aclaramos que ese Estado es una sola persona, pues esa persona podrá expropiar bienes cuando así lo quiera. Y en el ámbito de nuestras relaciones diplomáticas con Estados Unidos, la Encargada de Negocios, Jean Manes, anunció su retiro de El Salvador. “¿Por qué voy a seguir en El Salvador si no tenemos contraparte?”, sentenció. Y como si no bastara, la compañía Apple notificó a múltiples usuarios, entre ellos periodistas, activistas de la sociedad civil y políticos de la oposición, que sus dispositivos han sido vulnerados por un software de espionaje patrocinado por el Estado. Repito, El Salvador vive ya en dictadura.

¿Qué más hace falta para dimensionar esta dictadura? La Sala de lo Constitucional impuesta ya le dio pase libre al presidente Bukele para poder reelegirse. Esa será una realidad para el 2024, el actual Tribunal Supremo Electoral agachó la cabeza ante esa sentencia, ¿serán legítimas e igualitarias las próximas elecciones? ¿Lo son en las dictaduras? Ya hay presos políticos, encarcelados bajo argumentos legales que disfrazan la persecución política, pero esas personas no están recibiendo un trato justo y menos en igualdad de condiciones, esas personas bien podrían estar siendo torturadas en el interior de la cárcel, porque la dictadura les quiere de rodillas. Por otra parte, otros muchos por no querer enfrentar ese mismo escenario se han autoexiliado y otros contemplan hacer lo mismo. Ya no hay futuro en este país, menos para quienes se oponen a Bukele la gran pregunta es cuántos años durará ese agobio, ¿un par de décadas?

El Salvador en dictadura. A quienes lean esto, ya sea acá en el país o afuera, sean salvadoreños o no, no teman y no escatimen en llamar a este Estado por su nombre: DICTADURA. Entre más pronto se le enfrente como tal, más probable será abrazar un poco de esperanza en este duro trayecto que queda por delante. A los opositores, activistas, académicos y periodistas que siguen en pie de lucha, fuerza y cuidémonos mucho entre todas y todos.

Comunicólogo y político