El pueblo

“Los votantes deben estar atentos a esta frase peligrosa [la invocación al “pueblo”], pues frecuentemente caracteriza a quien la usa no como un demócrata, sino como un sinvergüenza”.

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Por Carlos Mayora Re

2019-11-01 6:17:00

El pueblo ha sido desde siempre protagonista de los asuntos políticos, desde la democracia griega y el SPQR romano, hasta el “we the people” (nosotros, el pueblo), del preámbulo de la Constitución política estadounidense.
Sin embargo, por la continua referencia que políticos de todos los pelajes hacen a “el pueblo”, su invocación ha terminado por ser uno de los recursos más abusados en la historia de las naciones hasta terminar convirtiéndose en un cajón de sastre, en el que caben casi todos los significados, incluso los contradictorios: desde los genuinamente democráticos hasta los revolucionarios con vocación totalitaria, ¿o no se le vienen al lector a la memoria el “Ejército Revolucionario del Pueblo”, o las “Fuerzas Populares de Liberación”?
Y es que en esto de las palabras vaciadas de contenido, los actores políticos son especialistas… no en balde, por ejemplo, el principal órgano de información de la Rusia soviética se llamaba “Pravda” (la Verdad), cuando lo que menos contenían sus páginas eran verdades.
Lo cierto es que la referencia al pueblo está presente en los discursos de políticos de todas las tendencias: desde Emmanuel Macron, quien atribuye a un “mandat du peuple” la responsabilidad que le ha sido conferida como presidente de la República Francesa, hasta Kim Jong-un, que preside la República Popular Democrática de Corea, que, como es conocido, de república, de democrática y de popular tiene más bien poco.
En ocasiones, la referencia al pueblo no deja de ser romántica: como cuando la princesa Diana de Inglaterra se proclamó la reina de los corazones de la gente… o como cuando uno escuchaba decir a Donald Trump: “Mi contrincante pide a quienes le apoyan que reciten una consigna de lealtad de tres palabras: ‘Estoy con ella’. Yo, en cambio, he escogido un lema diferente: estoy con ustedes, estoy con el pueblo americano”.
A fin de cuentas, hacer referencia al pueblo no debería tener alguna complicación en sí mismo. El problema comienza cuando se utiliza como arma arrojadiza para atacar a los contrincantes políticos, o como mantra para salirse con el propio capricho, o saltarse las leyes a conveniencia. Lo que, en estos tiempos de populismo, se está convirtiendo en una verdadera epidemia.
Hay políticos que consiguen aglutinar a la gente a su alrededor alertando sobre enemigos extranjeros: el “imperio yanqui” de Hugo Chávez. Otras veces, las más, el enemigo es interno “la mafia del poder” de López Obrador; o “los mismos de siempre” que tan bien le resultó a nuestro presidente.
Si no es que el enemigo del pueblo es una minoría religiosa: los musulmanes… o racial: los inmigrantes. Aunque lo más frecuente quizá, sea atacar las instituciones que se interponen en el camino del político de turno: como ha hecho Boris Johnson en Inglaterra auto declarándose defensor de los intereses del pueblo frente al Parlamento. Una ruta no pocas veces emprendida en otras partes en las que se acusa al Congreso de los Diputados, o a la Asamblea Legislativa de estar de parte de los delincuentes, de las mafias del poder, cuando no se pliegan al deseo del gobernante. Por no abundar en las acusaciones a los medios de comunicación, como ha hecho Trump en más de una ocasión acusando a la prensa de su país de ser “enemies of the people”.
Es que apropiarse de la voluntad del “pueblo”, proclamarse defensor de los intereses del “pueblo” tiene eso: nadie sabe, a fin de cuentas, quién es el “pueblo”, con lo que nadie puede reclamar, confrontar o desmentir a quien dice que representa los intereses del “pueblo”, como concluye un artículo de una prestigiosa revista hablando sobre el tema, salvando a los que sí son honestos: “Los votantes deben estar atentos a esta frase peligrosa [la invocación al “pueblo”], pues frecuentemente caracteriza a quien la usa no como un demócrata, sino como un sinvergüenza”.

Ingeniero

@carlosmayorare