El Nacimiento es el centro de la Navidad

“En el Nacimiento hay espacio para todo: el pueblo, la iglesia, el casamiento, la banda, las lavanderas y vendedoras, que representan la santidad de la vida cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina”.

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Solo el 9.4 de los menores que son condenados por haber cometido algún delito son enviados a prisión; mientras que al resto les dan otras medidas. Foto EDH / archivo

Por Teresa Guevara de López

2019-12-22 5:40:50

Actualmente ya no es políticamente correcto decir Feliz Navidad por respeto a los no creyentes (que no respetan a nadie) y hay que sustituirlo por “Felices Fiestas”, siendo Santa Claus el personaje central y el árbol de Navidad. Hicieron desaparecer la maravillosa tradición del Nacimiento. Da tristeza que las decoraciones en nuestra capital cada día se alejan más del verdadero significado de la fiesta.

En Navidad se conmemora el Nacimiento de Cristo, el suceso más grande en la historia de la humanidad, que la dividió en dos partes: antes y después de Cristo, que hoy han sustituido por antes y después de la Era Común. ¡Qué ridículo el que hacen los que pretenden dirigir la historia de los pueblos, cuando ignoran al Señor de la Historia!
Pero el Papa Francisco, consciente de la vertiginosa desacralización de la Navidad, que casi llega a paganización, ha escrito una preciosa carta para recordarnos que no hay Navidad sin Jesús, y el centro de la celebración tiene que ser el Nacimiento o Belén. Nos recuerda que todo Nacimiento es un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La Virgen dio a luz a su Hijo, lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre. Y le anunciaron los ángeles, y le adoraron reyes y pastores. “Este hermoso signo del nacimiento causa asombro y admiración, porque la representación del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría”.

Nos recuerda el Papa el primer nacimiento de la historia, que se remonta a 1223, en Greccio, Italia cuando San Francisco de Asís en Nochebuena quiso revivir la escena de Belén y realizó un nacimiento vivo, con los pobres de la localidad, la mula y el buey. El pueblo entero colaboró gustoso en la elaboración de la escena, llevando flores y antorchas y cantando villancicos. Cuenta una piadosa leyenda que algunos de los presentes vieron que en el pesebre se hizo presente el Niño Jesús vivo, para completar la escena.

“Con esta carta quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias de preparar en un lugar de la casa el Nacimiento, y la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, plazas y escuelas” (Con qué nostalgia recordamos nuestra niñez, y el entusiasmo de colaborar con padres y abuelos, en la elaboración del Nacimiento).
“La preparación ayuda a revivir la historia de lo que ocurrió en Belén, a sentir la pobreza en que nació el Hijo de Dios. Es una llamada a seguirle en el camino de la humildad, una llamada a encontrarlo y revivirlo con misericordia en los hermanos más necesitados”.

Se refiere a la elaboración de los nacimientos como “un ejercicio de fantasía creativa que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Cielos estrellados y paisajes, casas y palacios antiguos en ruinas, que se basan en la famosa “Leyenda Áurea”, del dominico Jacopo Varraze, quien en el siglo XIII recordó la antigua creencia pagana de que el Templo de la Paz en Roma, se derrumbaría cuando una Virgen diera a luz. “En el Nacimiento hay espacio para todo: el pueblo, la iglesia, el casamiento, la banda, las lavanderas y vendedoras, que representan la santidad de la vida cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina”.

El Papa Francisco nos anima a revivir la tradición del Nacimiento, una bella manera de compartir con la familia, porque el nacimiento de Cristo es la razón de ser de la Navidad.

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