Las celebraciones por el 75o. aniversario del desembarco de los Aliados en las playas de Nomandía, el 6 de junio de 1944, apenas acabaron y la Primera Ministra saliente de Gran Bretaña, Teresa May, tuvo que devolverse en Londres.
Presentó su demisión de la dirección del Partido Conservador, abriendo la vía a una salida del 10 Downing Street, la residencia oficial del Primer Ministro británico en Londres , tal como se había comprometido después de las elecciones europeas que tuvieron el 26 de mayo pasado. Quedará en funciones hasta la designación de su sucesor, que se proyecta para el final de julio próximo. La guerra de sucesión empezó.
Es una nueva etapa en este proceso tortuoso y largo del famoso Brexit, es decir, de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, a la cual se adhirió en 1973. Fue nombrada jefa del gobierno después del referendo del 23 de junio de 2016, cuando el “Leave” (salir) ganó sobre el “remain” (permanecer). Su papel en el 10 Downing Street entonces era conseguir un acuerdo con la Unión Europea para poder organizar una salida de Gran Bretaña. Este referendo surge de 2013, cuando el entonces Primer Ministro, David Cameron (conservador), en dificultad sobre Europa, anunció un referendo que estaba seguro en ganar.
En 2016, el pueblo británico vota con 51.9% por salir de la Unión Europea pero sin decir cómo. Teresa May sucede a David Cameron y después de muchas peripecias, lograr firmar un acuerdo con la comisión europea (órgano de ejecución de las políticas adoptadas por el Consejo Europeo sobre el proceso de salida de Gran Bretaña. Cuando se presentó ante el Parlamento, se tuvo que enfrentar con una mayoría de sus propios diputados cuya posición es en favor del “leave”, de un Brexit duro. Temen ser desbordado por el partido del líder de una salida dura de Gran Bretaña, Nigel Farage.
Tres años después, el pueblo británico está cansado de esta crisis y del conflicto entre los partidos cuando tanto el Partido Conservador como el Laborista están confrontados a una crisis interna. Esta situación es el resultados de posiciones de Teresa May que aparecen hoy en día como errores :
-la primera fue la definición de líneas rojas en su discurso de Lancaster House, el 17 de enero de 2017 cuando afirmó que “Brexit means Brexit”, siendo prisionera de sus tres líneas rojas que fueron la salida total del mercado único y unión aduanera control de la inmigración intra- europea y fin de la competencia de la corte de justicia.
-el 29 de marzo de 2017 dio su aval a la apertura de negociaciones de salida a la Unión Europea invocando el artículo 50 del Tratado de Lisboa que define el divorcio con Gran Bretaña. Tomó esta decisión sin haber antes organizado una posición coherente sobre el tipo de relación que el Reino Unido podría tener con la UE.
-El tercer error ha sido la convocación de elecciones anticipadas el 8 de Junio de 2017 que debían darle la legitimidad de las urnas. La mayoría larga que tenían los conservadores desapareció y aunque su partido llegó en primera posición, tuvo una mayoría relativa, teniendo que componer con el partido unionista protestante ultraconservador.
En 2 años de mandato, Teresa May acumuló humillaciones, derrotas y golpes bajos.
En este contexto, ya no se ve otra opción que una salida el próximo 31 de octubre.
Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr