Es una filosofía política que promueve la anarquía como sociedad organizada sin Estado y la protección de la soberanía del individuo por medio de la propiedad privada y el mercado libre. En una sociedad anarcocapitalista, la policía, los tribunales y todos los otros servicios de seguridad se prestarían por parte de competidores de financiación privada en lugar de a través de impuestos y el dinero sería proporcionado privadamente y competitivamente en un mercado abierto. Por lo tanto, las actividades personales y económicas, en el anarcocapitalismo serían reguladas por la ley de gestión privada, en lugar de a través de la ley de gestión política.
La adopción del anarquismo de libre mercado fue desarrollada por el economista estadounidense Murray Rothbard, el primero en teorizar el anarcocapitalismo. Proponía la implementación de un código legal libertario mutuamente acordado y las cortes se plegarían. Este código reconocería la soberanía individual y la no agresión como derechos inalienables, basado en argumentos iusnaturalistas.
El mejor Estado es aquel que menos gobierna. El anarquismo es autogobierno y supone la defensa radical y consecuente de la libertad. El anarcocapitalismo o sistema de ley policéntrica mediante jurisdicciones competitivas es una organización social espontánea, autónoma, no coactiva, un orden voluntario cooperativo basado en la ética objetiva y universal de la libertad y la justicia entendida como el derecho individual de propiedad privada.
El anarquismo no significa caos, sino ausencia de Estado monopólico. El anarquismo liberal implica la abolición de todas las formas de estado por innecesarias y peligrosas. No es un anarquismo comunista, el cual no reconoce el derecho de propiedad. Existen instituciones, leyes y agencias de seguridad, pero no impuestas mediante la violencia. Es una heterarquía o estructura de red, y no una jerarquía o estructura de árbol. Anarquismo y mercado no son contradictorios; propiedad y Estado sí son incompatibles.
A nivel global Liechtenstein, podríamos utilizarlo para ejemplificar lo que he descrito sobre anarcocapitalismo, su forma de gobierno se asemeja a este ideal político. Lo que diferencia a Liechtenstein del resto del mundo es su estilo gubernamental. El príncipe Hans-Adam, el monarca actual, plasma en su libro el Estado en el Tercer Milenio: “Me gustaría exponer en este libro las razones por las cuales el Estado tradicional como empresa monopolista no solo es una empresa ineficiente con una relación precio-rendimiento pobre, sino que se convierte en un peligro mayor para la humanidad cuanto más tiempo exista”.
Su gobierno no sigue los estándares mínimos de lo que realmente es un gobierno. No es un monopolista en el territorio que posee y no es un monopolista en la producción de defensa. Cada ciudad y hogar en el país tiene derecho a separarse. También es legal crear una compañía de defensa que compita con la producción de defensa del gobierno. Poseen un gobierno monárquico, pero tiene elementos democráticos. Hay un parlamento con 25 miembros, pero el príncipe tiene autoridad para vetar sus decisiones.
Los referendos populares mantienen a la monarquía bajo control. El príncipe no puede vetar un referéndum para disolver la casa principesca. Liechtenstein es un país bastante libre y también es uno de los más ricos. Su monarquía funciona análoga a un negocio. Las empresas deben crecer, empujar sus límites en medio de competidores que hacen lo mismo. El anarcocapitalismo sufre críticas por la supuesta falta de soluciones en cuestión en seguridad. Esto hace la diferencia entre un anarquista y un estatista. Mi columna espera servir como un paso teórico y conceptual para la producción privada de seguridad y defensa y las ventajas o desventajas que esta podría tener.
Analista político
@LuisSaxum