El acoso a la reconciliación

¿Por qué solamente defienden los derechos de unos y no los de todas las víctimas? La respuesta es simple: porque sus reales intereses son las de lucrarse, continuar dividiendo nuestra sociedad, juzgando y desprestigiando a una de las partes.

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Naasón Joaquín García líder de la iglesia la Luz del Mundo. Foto Archivo - AFP

Por Carlos Mena

2019-07-16 5:57:47

Es abrumador el acoso que sufre el proyecto de Ley para la Reconciliación Nacional, en proceso de formación en la Asamblea Legislativa, por parte de algunas personas y organizaciones que dicen defender los derechos humanos de las víctimas del conflicto armado.

El concepto de Reconciliación es sumamente importante de definir para estos y otros propósitos. El diccionario de la Lengua de la Real Academia Española lo define brevemente así: “Volver a las amistades, o atraer y acordar los ánimos desunidos”. Nótese que no incluye condicionamientos, penalidades o revanchismos.

Para quienes tienen una formación religiosa de vida y, para todos aquellos que nos hacemos llamar cristianos, que en El Salvador ronda el 95% de la población, la Biblia enseña ampliamente sobre este tema; como ejemplo cito la Segunda Carta de Pablo a los Corintios, capítulo 5, versículo 19: “…que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de reconciliación”. Nótese nuevamente que el apóstol Pablo transmite las enseñanzas de Jesucristo a la Iglesia, en la cuales no incluye juzgamientos ni penas de muerte, ni cárcel a quienes le crucificaron, sino, por el contrario, dice qué “sus pecados” (todo tipo de faltas, incluyendo el mayor crimen de lesa humanidad cometido en la historia de la cristiandad) no debían ser tomados en cuenta. Por el contrario, Jesucristo mismo enseñó profundamente sobre “la Doctrina del Perdón y el Olvido”.

Es relevante prestar atención al periodista y diputado Raúl Beltrán Bonilla cuando dijo que “en su rol como periodista profesional fue testigo de campo de casos que ahora se presentan en la comisión de la Asamblea Legislativa llenos de mentiras” por estos personajes de derechos humanos. La misma relevancia tienen las recomendaciones del cardenal Rosa Chávez, al decirles: No abran la caja de Pandora.

Dicho lo anterior, las credenciales y verdaderas motivaciones de “estas partes interesadas” deben ser conscientemente evaluadas a la luz de los principios y valores más fundamentales enseñados a la humanidad (Reconciliación y Perdón), cuando ellos insisten en penas y venganzas, y peor cuando omiten la defensa de otras víctimas (léase viudas, huérfanos y padres) que perdieron a sus familiares, como soldados, campesinos, alcaldes, empresarios, diplomáticos y otros inocentes a manos del FMLN, organización que asesinó a miles de salvadoreños injustificadamente y destruyó parte importante de la economía e infraestructura del país, durante y después de la guerra. En estos casos guardan silencio.

Entonces, he aquí la gran pregunta: ¿por qué solamente defienden los derechos de unos y no los de todas las víctimas? La respuesta es simple: porque sus reales intereses son las de lucrarse, continuar dividiendo nuestra sociedad, juzgando y desprestigiando a una de las partes.

¿Cuándo tendremos paz? ¿Cuándo nos reconciliaremos entre salvadoreños? Srs. Diputados, Sr. Presidente de la República y Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, es hora de que ustedes le pongan paro al acoso, presiones e injerencias malsanas nacionales y extranjeras. Es hora de que con toda determinación construyan juntos la tan anhelada reconciliación y paz que nuestro país necesita. Ustedes tienen la autoridad delegada que les respalda. Solo así podremos seguir adelante y reconstruir nuestro dañado tejido social.

Militar y economista