Ante los comentarios del enviado especial del presidente Biden y los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado sobre la necesidad de volver al Estado de Derecho quebrantado por los diputados de NI, Bukele publicó un tuit, que pronto fue borrado, diciendo: “Los cambios que estamos realizando son IRREVERSIBLES. No vamos a volver al pasado iremos hacia el futuro”. “Nosotros les dejamos claro nuestro punto de vista sobre nuestras decisiones” (Ernesto Castro) y Romeo Auerbach: “Que la comunidad internacional nos tenga paciencia, nos tenga confianza”. Aunque no han hecho nada para merecerla.
Y la pregunta del millón: ¿en qué benefician al pueblo estos cambios irreversibles, que miran hacia el futuro? El pueblo que a ciegas votó NI no sabe que por ser inconstitucional la destitución de magistrados y del fiscal, Bukele se ha enfrentado con los Estados Unidos, sin medir las consecuencias negativas. Que la prisa por decapitar a la Sala de lo Constitucional era para destruir las muchas demandas contra el Bukele y sus funcionarios, por los actos de corrupción, y el enriquecimiento con las compras realizadas con la excusa de la pandemia. Y que la Ley Alabí es para proteger con doble candado a todos los funcionarios que hicieron su agosto vendiendo al Estado productos de dudosa calidad, procedentes de empresas de sus familiares o dedicadas a rubros diferentes a la salud.
Hasta el momento no se ve ningún beneficio para el pueblo que esperaron salir de la pobreza, y una mejora en los servicios de salud y educación. Los millones desperdiciados en el HES que además de haberse apropiado de las instalaciones de la Feria, destruyó una de las mejores zonas con vocación turística de la capital, no ha mejorado en nada los precarios servicios de salud. Millones que hubieran servido para equipar y modernizar todos los hospitales públicos del país, contratar más personal médico y mejorar sus sueldos.
El tercer bombazo fue la aprobación de $1,530 millones en deuda, cuyo destino disfrazado ni los mismos diputados entienden, dado que parte de esos fondos serán administrados por CAPRES en proyectos socialesd de la Primera Dama. Y ante el espanto de prestigiosos economistas de que el endeudamiento está al borde de romper la pita, el ministro Zelaya asegura que no hay problema, que en 2021 el PIB crecerá un 7.9% y que el gobierno será sumamente responsable para cumplir una de las condiciones del FMI de disminuir en 4% el gasto del estado. No se sabe que tan confiables sean los conocimientos de economía del Ministro, pero su responsabilidad fiscal es discutible, porque en el primer trimestre del 2021 la recaudación en impuestos fue superior a la del mismo período en 2020, pero el gasto del estado superó en varias cifras lo recaudado.
Se cierne sobre el país la amenaza de una nacionalización de las pensiones para que el GOES anule la deuda de más de $5,000 millones que tiene con las AFP, y que de todos modos nunca iba a pagar, según afirmó recientemente Carlos Acevedo ex presidente del BCR. Y se rumorea una vuelta al colón, lo que sería una verdadera tragedia, que impactaría directamente a un enorme sector de la población más vulnerable, que vive de las remesas y que perderían al cambiar a colones, así como al viajar a Estados Unidos y cambiar a dólares, y haría renacer el mercado negro.
¿Dónde están los beneficios de estos cambios irreversibles, que justifican el enfrentamiento de Bukele con los Estados Unidos? ¿Quiénes serán los verdaderos beneficiados con el futuro tan promisorio que vaticina Bukele con sus nuevas ideas?