Por La última foto de la DIGESTYC
Desde esta información llego a una conclusión sobre la situación del país: “el síndrome del freno de mano”. Efectivamente, estamos como un vehículo que quiere avanzar: ponemos la primera marcha para desplazarnos, pero el freno de mano está puesto; la marcha es lenta, casi estática, no avanzamos, y estamos así desde el fin del conflicto armado en 1992.
Por Escuche esta columna a continuación:
Recientemente la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC) publicó la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) 2021; dada la decisión de suprimir esta importante oficina gubernamental de los datos, estaríamos frente a su última producción estadística. Lamentable, pero cierto.
Leí el reporte, y tomé nota de algunos datos que me llamaron la atención. Desde esta información llego a una conclusión sobre la situación del país: “el síndrome del freno de mano”. Efectivamente, estamos como un vehículo que quiere avanzar: ponemos la primera marcha para desplazarnos, pero el freno de mano está puesto; la marcha es lenta, casi estática, no avanzamos, y estamos así desde el fin del conflicto armado en 1992.
Obviamente, la reconstrucción de postguerra, la corrupción posterior y el actual autoritarismo ocurrente, nos mantiene en esta situación de inmovilidad socioeconómica; el tenue avance es por una especie de inercia u ósmosis natural, en lo poco que hemos mejorado no se debe a las políticas públicas, sino a esfuerzos parciales y fragmentados. No tenemos políticas de Estado, sino de gobierno y, de malos gobiernos…
Vemos algunos datos de la EHPM 2021: el subempleo 37.6% y el desempleo en 6.3%; están en pobreza multidimensional 1,947,796 ciudadanos, equivalentes al 27% de la población, con 14,054 nuevos pobres. La pobreza monetaria es del 24.6% (7.8% extrema, 16.8% relativa).
A nivel educativo, el analfabetismo rural es del 15.5%, y el urbano 6,8%; y la escolaridad de país es de 7.1 grados (8.1 urbana, 5.5 rural).
Al analizar la relación de “Escolaridad y Salarios” los datos presentan el siguiente escenario: personas con 13 años de escolaridad o más, ingresos promedio de USD 591.08; de 10 a 12 grados de escolaridad, promedio de USD 361.20; de 7 a 9 grados, con promedio de USD 313.79; de 4 a 6 grados, USD 282.35; de 1 a 3 grados, USD 258.11; y ningún grado USD 217.62; en promedio USD 355,97. Ahora bien, profesionales, científicos e intelectuales ostentan ingresos por USD 694.93, técnicos por USD 504.97 y la administración pública permite ingresos mensuales por USD 907.18.
Otros datos que me llamaron la atención: el hacinamiento es de 40.9%; un 35.9% de la población quema la basura; los datos de trabajo infantil reflejan 81,164 niños (as) dedicados a actividades laborales, de los cuales 58,007 están en trabajos peligrosos (generalmente hurgar basura, pesca de curiles, trabajos agrícolas, entre otros).
Llama poderosamente la atención que un 35.3% de los niños (as) de 0 a 17 años, vive sin alguno o sin ambos padres, situación de abandono o disfuncionalidad; y que los NINIS, de 15 a 24 años sean 296,987 y de 15 a 29 años 452,114.
Esta es una foto parcial. No he profundizado en otros apartados que posee el informe en el campo de salud, vivienda, economía, empleo, desigualdad, entre otros; no obstante, estos datos son fundamentales para diseñar y ejecutar políticas públicas, y son esenciales para analizar el rumbo de país.
Ojalá que la fusión DIGESTYC y Banco Central de Reserva -muy extraña y poco justificada- no desestime la importancia de realizar este ejercicio estadístico, con el mismo rigor, confiabilidad y validez; y, sobre todo, que las instituciones públicas utilicen estos datos para crear información y conocimiento, y así impactar positivamente en disminuir la pobreza en todos sus ropajes: multidimensional, monetaria, estructural.
Una importante conclusión que podemos obtener de la encuesta 2021, es que el sistema educativo está fracasando en su eficiencia y no hemos hecho nada; y lo sabemos desde mediados de los años 90. Como lo hemos anotado muchas veces en tres grandes ejes: a) 23 años de PAES de cinco y fracción, no generó ninguna respuesta; b) 25 años de una deserción marcada en tercer ciclo, en dónde terminan sólo 4 de cada 10 estudiantes, legitima la migración, pandillas y subempleo; y c) Siete planes educativos de gobierno fragmentados, con limitada métrica y nulo impacto, nos sitúan donde estamos.
Desde 1995 con 4.3 grados de escolaridad a 2022 con 7.1 grados de escolaridad, han pasado 27 años y solamente avanzamos en 2.8 grados, nada más; en estos mismos 27 años el analfabetismo no lo hemos podido erradicar y aún se mantiene en una cifra alta. ¿Podemos atraer inversión extranjera de alto valor agregado con estos datos? Muchas empresas de alto valor tecnológico, antes de decidir abrir una planta en un país en vías de desarrollo, se preguntan ¿qué disponibilidad de ingenieros y doctores hay?
¿Cuál es el nudo gordiano? En los últimos cinco años, entre lo que han robado y lo que ganan en el sector público están las claves para entender este fenómeno tan complejo de parálisis que vive el país. Ahí está la clave, se necesita demasiada ética para resolver este problema nacional y una apuesta decidida, y un convencimiento que en la educación está la clave.
¿Cuál es la solución? Necesitamos más y mejores maestros (as) dignificados, políticas de Estado serias, y menos políticos opacos y corruptos. Los únicos que salen de la pobreza multidimensional directamente a una situación de clase alta, sin pasar por clase media y sin estudiar, son los políticos.
Disclaimer: somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.
Investigador Educativo/opicardo@asu.edu