En las manos de Dios

Priva en la población la incertidumbre causada por el discurso de odio y venganza que nos han enviado las autoridades, y la preocupación por el futuro del país con una enorme deuda externa, con serios problemas en las áreas de salud y educación, con la amenaza de una reforma de pensiones, que favorezca al estado apropiándose de los ahorros de los cotizantes

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Organizaciones feministas protestan en la Plaza Cívica, en San Salvador, el 8 de marzo pasado para denunciar violaciones de sus derechos y una alza en los incrementos de los feminicidios durante la cuarentena. Foto: EDH Archivo

Por Teresa Guevara de López

2021-04-03 9:26:00

Este día el mundo entero celebra la Resurrección del Señor, luego de la Semana Santa que conmemora los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús. Un poco diferente al 2020, el año del encierro completo por la pandemia del coronavirus. Pero a pesar de que estamos ante una apertura parcial, todavía los salvadoreños debemos entender que el peligro no ha pasado y que de cada uno de nosotros depende el sabernos cuidar con responsabilidad, obedeciendo los lineamientos establecidos en los protocolos de seguridad.
Como siempre, la Semana Santa fue celebrada de diferente manera, según las costumbres de cada familia. Muchos han mantenido el sentido verdadero de la celebración del Triduo Pascual, que inició el Jueves Santo con la Misa de la Cena del Señor, conmemorando la institución de la Sagrada Eucaristía. Luego el Viernes Santo, acompañando a Jesús en su camino al Calvario, y el Sábado Santo, con la solemne ceremonia de la Vigilia Pascual, donde se enciende el Cirio, con el fuego nuevo, la Luz de Cristo.
Todavía en muchos de nuestros pueblos y ciudades se mantienen esas tradiciones maravillosas, legado de las costumbres españolas, que se servían de las imágenes como de una manera audiovisual para evangelizar. Es impresionante el tesoro de imágenes que se conservan en la mayoría de nuestros pueblos, donde pequeñas iglesias o grandes catedrales se enorgullecen de poseer antiguas y bellas tallas de Jesús Nazareno, la Virgen Dolorosa, la Verónica, María Magdalena, San Juan y todos los protagonistas de la Pasión, que salen en bellísimas carrozas, en las celebraciones del Vía Crucis y en la impresionante procesión del Santo Entierro, donde la figura yacente de Cristo es llevada en una urna preciosamente decorada y cargada por los miembros de la cofradía, con su hábito morado y cabeza cubierta por los tradicionales cucuruchos. Confiamos en que los participantes en estos actos públicos hayan cumplido con las medidas de precaución para evitar contagios.
Muchos aprovecharon su vacación para visitar las playas, donde todos los años tenemos que lamentar la muerte de muchos que entran al mar y se ahogan. Por más que las autoridades insistan en que al mar hay que tenerle respeto, y que el saber nadar no es ninguna garantía, aquí aflora el carácter audaz y desobediente de muchos machos, que pretenden vencer las fuertes olas, sintiéndose súper héroes por efectos del trago.
Triste espectáculo el de nuestras playas convertidas en basureros, luego que los temporadistas irresponsables olvidaron su obligación de mantener la belleza de nuestro litoral. Fueron toneladas de envases plásticos que inundaron las playas, restos de comida, desechos orgánicos y las huellas del paso de miles de turistas que esperan que alguien más recoja lo que ellos botaron.
Estamos ya en abril, en espera de la toma de posesión de los diputados oficialistas que mayoritariamente ocuparán las curules de la Asamblea Legislativa, y los nuevos alcaldes en los 262 municipios de la República. Priva en la población la incertidumbre causada por el discurso de odio y venganza que nos han enviado las autoridades, y la preocupación por el futuro del país con una enorme deuda externa, con serios problemas en las áreas de salud y educación, con la amenaza de una reforma de pensiones, que favorezca al estado apropiándose de los ahorros de los cotizantes. Nos queda trabajar como lo hemos hecho siempre los salvadoreños, con la certeza de que estamos en la manos de Dios, que protegerá siempre a este pueblo que lleva su nombre.

Maestra.