El presente artículo es un recorrido por los caminos de la solución de problemas y negociación. Considero oportuno que sea conocida en nuestro país. Deseo abrir la memoria en función de legitimidad para continuar la lucha por el Estado de Derecho, la democracia y el mantenimiento de la República. Hace unos 20 años, tanto en Nicaragua como en Venezuela hicieron caso omiso a mis palabras y hoy vemos lo que di por sentado, que el precio que iban a pagar seria altísimo. El caso salvadoreño va exactamente por el mismo camino, lo único que con un paso más acelerado.
Mi perspectiva de análisis comparado es que nada cambia ni se modifica en nuestro país, que determine acciones diferentes en los principales actores para la resistencia y oposición a un absolutismo.
Dentro de los antecedentes más importantes de mi experiencia están las divisiones internas en la sociedad política, la acción empresarial complaciente que abre el paso a la dictadura para el triunfo respectivo. En Nicaragua, el pacto Alemán-Ortega inició la división en el liberalismo y el bipartidismo que se abrió entre el FSLN y el PLC mediante el cual se subordinaron los poderes del Estado a Ortega. El sector agremiado en COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada), con su complacencia al régimen, fue fundamental para el desarrollo de la dictadura y ha venido a darse cuenta hasta el 2018 con la masacre realizada por Ortega y tímidamente se separa de esa complacencia, pero los partidos políticos ya fueron excluidos y ortega está consolidado. La complacencia internacional, en especial la de Estados Unidos, pareciera está finalizada.
El calvario de Venezuela ha pasado por el mismo camino, centrado más que todo en la destrucción del sistema de partidos políticos, en especial el bipartidismo: ADECOS, socialdemocracia, versus COPEI, democracia cristiana y sus dirigentes Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi, con quienes conversé largamente y que con su actuar subordinaron el Estado a Hugo Chávez. Actualmente una oposición fracturada por el miedo, la amenaza, la compra de voluntades, la represión, la persecución política y un sistema prendario que no da esperanzas de solución.
Todo lo que he narrado, producto de una situación de frustración por la situación que vivían, buscando un cambio profundo y hasta radical, cometiendo el error en su ceguera al creer que un vengador es quien resolverá las cosas, sin darse cuenta de que los hunde en peores circunstancias que las que vivían haciendo un daño al proceso de desarrollo institucional hasta liquidarlo. En lo sucedido no tengo duda que debe haber gente honesta y que creen están contribuyendo con una gran causa, sin percatarse del daño que le hacen al país.
Salvadoreños estos fenómenos agravan un país, lo desquician, lo sacan de la ruta y hasta que se dan cuenta de la trampa reaccionan a veces muy tarde. Yo aspiro a que los que me leen, me escuchen, se den cuenta de que vamos a hundir al país en una tragedia que no deberíamos jamás volver a vivirla, cuando la tenemos enfrente. No corramos el riesgo de tocar fondo para volver a levantarnos.
Tenemos dictadura a la vista y ya hemos visto lo que contiene una dictadura. Ahí no hay ley, las cárceles se abren para los que no están de acuerdo con el gobierno, no se permite disentir y los problemas que tratamos de resolver se hacen más grande.
No es muy difícil leer a Bukele. Los hechos hablan por él mismo. Hay un creciente autoritarismo y un culto a su personalidad. Le molesta los contra pesos, gestiona recursos por Tweeter, gira órdenes verbales en cadena nacional, sus funcionarios cumplen como mayordomos; pone resistencia a los límites constitucionales, desacredita los otros órganos del Estado, insulta, ataca y hasta extorsiona; revela su intención íntima de querer fusilar magistrados y quemar diputados; decide lo que es constitucional y lo que no lo es; sustituye las instituciones por su persona; emite edicto dictándole a la asamblea que dejen de discutir que aprueben el préstamo y envía proyectos de ley para que se prueben sin discusión y como él lo indica. Asume de manera equivocada el poder asignado, lo que deja claro que su intención es la extensión a todo el Estado. Cuando nadie hace nada y nadie paga las consecuencias… ASÍ SE DESMANTELA UNA DEMOCRACIA…
General retirado y diputado de ARENA