Efecto “rezago” del crecimiento en Nicaragua

Ortega se benefició del crecimiento económico previo, el cual se mantuvo hasta 2017, cuando estalló la crisis política en abril de 2018 por su obsesión en establecer una dictadura dinástica. Actualmente, Nicaragua tiene un nivel de vida similar al que tenía en 1960

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Luis Ortega, secretario general del sindicato de la Asamblea protestó cuando el gobierno retrasó el pago de salarios a mediados del año pasado. FOTO EDH Archivo

Por Edmundo Jarquín

2021-03-08 9:43:14

En febrero de 1960, en la escuela pública de Ocotal “Francisco de Miranda”, solamente terminamos la primaria completa 13 estudiantes, y en la escuela pública de niñas, en esos tiempos había separación por sexo, únicamente 12. Yo compartía pupitre con un muchacho en las montañas de Dipilto, y también venían a la cabecera departamental de otros municipios, como San Fernando, Susucayán y Jícaro, pues en sus hogares no había escuelas.
Entonces no se sentía en el gasto y la inversión pública la fuerte expansión económica de los años 50, muy alentada por el auge algodonero. Muy pocos años después, poquísimos en verdad, había Instituto de Secundaria en Ocotal y primaria completa en todos los municipios de Nueva Segovia. Es lo que se llama efecto “rezago” del crecimiento económico de los años previos.
Después de la destrucción y desequilibrios económicos de los años 80, por la guerra civil en que nos enfrentamos, el gobierno de Violeta Chamorro tuvo que lidiar ordenando las cuentas públicas y los conflictos de propiedad, y reinsertó a Nicaragua en los flujos financieros internacionales. La economía empezó a crecer fuertemente en el año 1993-94. La agobiante deuda externa, se empezó a renegociar y solamente se firmó su drástica reducción en el gobierno de Bolaños, a través de la Iniciativa de Países Pobres Altamente Endeudados, HIPC, por sus siglas en inglés. Fue tan drástica esa reducción, que el gobierno de Ortega en su primer año, en el 2007, solamente destinó una fracción muy marginal del presupuesto nacional a su servicio. Atrás quedaba el agobio de esa deuda externa.
Ortega se benefició entonces del crecimiento económico previo, el cual se mantuvo hasta 2017, cuando estalló la crisis política en abril de 2018 por su obsesión en establecer una dictadura dinástica. Hace dos días, en el periódico La Prensa, Erwin Krüger publicó un artículo señalando que “Nicaragua tiene un nivel de vida en términos constantes similar al que tenía en 1960”, es decir, ¡hemos retrocedido 6 décadas, pese a los casi 25 años de crecimiento económico desde mediados del gobierno de Violeta Chamorro!
Pero las manifestaciones físicas de ese crecimiento económico previo, en términos de carreteras, electricidad, agua potable, cobertura educativa, centros de salud, etc, se mantienen, si es que la crisis política logra solución en las próximas elecciones de Nicaragua. Así como esas manifestaciones físicas del crecimiento económico previo han llegado hasta nuestros días, de continuar la crisis política empezarán a deteriorarse. Precisamente, esta semana el nuevo gobierno de Estados Unidos, del Presidente Biden, ha señalado los grandes planteamientos de política exterior. Antony Blinken, nuevo Secretario de Estado, ha señalado a la democracia como uno de sus ejes, además de otros énfasis como el multilateralismo y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que ha permitido un reencuentro con Europa, que también estará pendiente de la evolución de nuestra crisis.
La gran pregunta sería que sin reformas electorales que nos conduzcan a unas elecciones creíblemente democráticas, ¿es posible recuperar el crecimiento económico? No. Definitivamente no. El desahogo financiero temporal que ha recibido el gobierno por la pandemia y los huracanes, en circunstancias que el presupuesto nacional es apenas la quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB), podrá dar alivio pasajero expandiendo el gasto y las inversiones públicas, pero al final todo dependerá de la inversión privada, nacional y extranjera, y del financiamiento de los Organismos Financieros Multilaterales. Y eso no se logrará sin elecciones democráticas.

Economista y analista nicaragüense, excandidato a presidente por el Movimiento Renovador Sandinista. Twitter: @mundoj1
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