Ante los ojos del mundo

Desde principios del año se observó un rechazo hacia las prácticas del presidente y que no sería fácil frenarlo. Solo queda esperar que con el poder absoluto no dé un paso en falso que le cueste nuestra democracia a toda una generación.

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Imagen de referencia. Foto: Pixabay

Por David Eleazar Solís

2021-06-22 6:42:23

Nuestro país ha pasado de ser gobernado por la democracia y el pluralismo a obedecer el mandato de un solo hombre, quien se está desligando de los lazos forjados con aquellos que rechazan el autoritarismo en el que ahora nos encontramos. No es más ni menos que el Pulgarcito de América quien capta la atención de los organismos internacionales ahora preocupados por el deterioro de la democracia y por el aire autoritario que rodea el Plan Control Territorial. El 2021 transcurre en semejante situación, después de que el Poder Ejecutivo haya obtenido respaldo y apoyo absoluto en la Asamblea, destituido a los jueces de la Sala de lo Constitucional y enfrentado a los organismos internacionales.
A fin de entender mejor el panorama, hay que poner en juicio y desmitificar las declaraciones que se han difundido como estar “limpiando la casa”. Estos discursos dan a entender que el mundo se ha puesto en contra de nosotros, de cada ciudadano, más allá de las prácticas del gobierno. Justifican el desacato a las advertencias diciendo que las despóticas naciones del Primer Mundo están irrumpiendo en el cambio y en el desarrollo mismo solo por seguir protegiendo a los enemigos del pueblo. No obstante, esto es un mero mensaje tergiversado. Lo que realmente significa El Salvador en este instante es una democracia desmoronándose, un país pasando de fuerza autoritaria a una dictadura, al dominio de un solo partido.
Por otra parte, busca generar temor y mostrar el apoyo de aliados poderosos como China, el gigante asiático, con quien la Asamblea Legislativa ratificó un tratado el mes anterior. Esto significa que, a pesar de la pérdida del apoyo financiero por parte de Estados Unidos debido a la preocupación por la falta de transparencia, el gobierno podrá seguir recibiendo financiamiento sin temer cuestionamiento alguno a sus políticas o medidas autoritarias. De igual forma, generan dudas estos convenios y pactos con esta potencia que actualmente busca una tajada de Occidente, un precio a pagar no tan atractivo como se lo presenta monetariamente, sabiendo su clase de gobierno orwelliano.
Asimismo, el Poder Ejecutivo tiene el respaldo de una gran parte de la población. Son numerosos sectores que defienden sus medidas y decisiones y que confían plenamente en lo que dice, siempre listos para hacer un boicot o tomar acción de manera incluso agresiva. A estos simpatizantes nacionales se le suman todavía extranjeros o que viven en el extranjero y que consideran que lo que se está haciendo es lo adecuado, pese al historial reciente de corrupción que ha socavado al país y cayendo en la campaña en las redes sobre “el cambio”. Aún existen grupos que critican y protestan ante las acciones del gobierno, pero son minorías que no tienen el mismo impacto que el resto de devotos seguidores.
De esta forma, lo que queda del año no se ve demasiado optimista. Mientras siga habiendo resistencia a la presión internacional y apoyo por parte del gobierno chino, pareciera que surge otra dictadura latinoamericana. Desde principios del año se observó un rechazo hacia las prácticas del presidente y que no sería fácil frenarlo. Solo queda esperar que con el poder absoluto no dé un paso en falso que le cueste nuestra democracia a toda una generación.