
Abogado constitucionalista
Ante tanta tropelía del régimen autocrático, es esencial que los ciudadanos adviertan que hoy día, el mayor obstáculo para la posibilidad de un sistema democrático que permita el desarrollo económico y social es la continuidad y perpetuación en el poder de un grupo de fascistas: frente a ello es indispensable la UNIDAD DE TODAS LAS FUERZAS DEMOCRÁTICAS, llámense partidos políticos, sindicatos, gremiales, defensores de derechos humanos, ambientalistas, educadores, feministas.
PUESIESQUE…el capítulo IV de mi exposición en un evento de alcance latinoamericano, que se celebró el 15 de febrero, lo titulé “Y ahora, ¿qué hacemos los constitucionalistas?”, como reflexiones sobre las acciones que nos corresponden a quienes nos dedicamos a ese campo jurídico tan apasionante que es el Derecho Constitucional.
Ahora bien, en realidad, no obstante que las reflexiones los hice desde el ámbito jurídico, las acciones que mencioné pueden y deben ser realizadas por cualquier ciudadano, sobre todo porque la defensa de la democracia, de la república y de la Constitución debe hacerse, para que supere el testimonio personal, desde la colectividad, desde la comunidad organizada.
En la coyuntura salvadoreña, entre los muchos desmanes del régimen despótico, una de las expresiones del menosprecio que aquel tiene para con las reglas elementales de una república democrática, es el anuncio de la pretendida reelección presidencial inmediata, pues ello supondrá la formalización y consolidación de una dictadura personalista, destinada a establecer una dinastía familiar.
¿Qué podemos hacer, entonces, frente al despropósito del líder mesiánico y sus sirvientes? Pues, ante la ineficacia de la institucionalidad estatal, creo que los ciudadanos debemos abordar dos tareas: por un lado, la DENUNCIA CIUDADANA de la ilegitimidad del régimen despótico; y, por otro lado, la insistencia en la UNIDAD NACIONAL en defensa de la república democrática.
Sobre el primer aspecto, es vital que la ciudadanía se involucre y reflexione sobre la realidad de la actual administración presidencial, a efecto que haciendo a un lado el humo de colores de la propaganda gubernamental -financiada con fondos públicos-, descubramos que el régimen que nos desgobierna es, de acuerdo a la administración estadounidense, criminal y corrupto y, en ambas situaciones, ello afecta negativamente la vida de todos los salvadoreños.
Sin ánimo de ser exhaustivo, pues no nos alcanza este espacio, algunos de los hechos que caracterizan a este régimen, son:
Ante tanta tropelía del régimen autocrático, es esencial que los ciudadanos adviertan que hoy día, el mayor obstáculo para la posibilidad de un sistema democrático que permita el desarrollo económico y social es la continuidad y perpetuación en el poder de un grupo de fascistas: frente a ello es indispensable la UNIDAD DE TODAS LAS FUERZAS DEMOCRÁTICAS, llámense partidos políticos, sindicatos, gremiales, defensores de derechos humanos, ambientalistas, educadores, feministas.
Al respecto, me parecen muy acertadas las reflexiones que Levitsky y Ziblatt consignan en su libro “Cómo mueren las democracias”: “Las coaliciones de ideologías afines son importantes, pero no bastan para defender la democracia. Las coaliciones más eficaces son aquellas que congregan a grupos con concepciones distintas (incluso discordantes) sobre múltiples asuntos. No se construyen entre amigos, sino entre adversarios (…). Debemos ampliar nuestros horizontes temporales, tragar saliva y hacer espinosas concesiones. Ello no implica en ningún caso abandonar las causas que defendemos, sino pasar por alto temporalmente discrepancias con el fin de hallar un terreno moral común”.
Solo desde la temporal unión de las fuerzas democráticas será posible derrotar el engendro de un régimen despótico, cuya consolidación supondría la condena a la miseria y a la pobreza.
Abogado constitucionalista.