Es aquel que advirtió, a tiempo, que sí y solo sí engendraría (ojo, engendrar=dar origen a la vida) humanos en esta existencia contando con las cualidades y las condiciones indispensables para ello.
Aquel que no tuvo hijos porque no había contraído las obligaciones del matrimonio; aquel que no lo hizo porque no tenía la capacidad económica para satisfacer las necesidades materiales de ese sujeto de derechos; aquel que no engendró más, dado que tenía hogar previo, donde a su compañera le había prometido fidelidad y que únicamente con ella engendraría; aquel que se percató que su ocupación no le iba a permitir dar el tiempo suficiente a ese ser; aquel que fue consciente que no era ella la que quería de madre de sus hijos y que no los tuvo porque tenía un vicio o una conducta aprendida que iba a dañar la existencia de su retoño; aquel que conservó su matrimonio para no perjudicar el sano desarrollo de su hijo; aquel que se resistió a la egoísta costumbre de tener varios hogares y de dejar al hijo con la abuela o la tía para que ellas se encargaran. Ese, sí, ese, es un buen padre o lo hubiera sido.
No es derecho ni obligación tener hijos. Pero sí es derecho tener un padre y una madre con las características por las cuales se les llama así. También es derecho de un hijo nacer en un hogar jurídicamente configurado, es decir, guste o no guste, donde sus padres estén casados civilmente. ¿Por qué? No por romanticismo ni religión, simplemente porque el matrimonio jurídico los obliga, a ambos, a realizar ciertas conductas, entre ellos como pareja y de ellos hacia los hijos,y que la sociedad les reclame; esté escrito esto en leyes o no. No en balde diputados preparados y responsables emitieron el artículo 7 del Código de Familia que obliga al Estado a fomentar el matrimonio civil.
El pasado 17 de junio recibí muchos memes donde hacían mofa de esa enorme cantidad de padres que no lo son, pues no se casaron con las madres de sus hijos, porque no dan la cuota alimenticia por mísera e insatisfactoria que sea, porque no pasan tiempo con ellos y botan su salario en parranda y otras debilidades, porque los golpean e insultan, porque no hacen las tareas con ellos, porque no comparten sus vivencias, porque no les dan una identidad y maltratan a las madres de esos sujetos que piensan y sienten aunque tengan 2 años de edad.
¡Cuántos destructores de sociedades humanas han nacido de hogares donde no ha habido un BUEN PADRE! Traigo como ejemplo un supuesto para no dañar susceptibilidades, pues casos a nuestro alrededor abundan. Traigo al “Guasón”, el personaje y película estelarizada por Joaquín Phoenix, una víctima del abandono social, pero en realidad víctima de su madre que no configuró su concepción con las condiciones necesarias para la felicidad de su hijo. De remate, ella, fantasiosa y manipuladora, lo había convencido que su padre era un famoso millonario, al cual, por supuesto, todas las energías negativas del Guasón se dirigieron…y hacia su descendencia. Una historia muy común tomada por el guionista, que hasta en nuestra tierra se ha visto y la pueden recordar los que ponen atención. Terroristas, sicarios, pandilleros, psicóticos en mucho, han surgido de situaciones como ésta.
El ISNA, jueces de familia, miembros de PNC, fundaciones y hospitales son testigos de la gran cantidad de niños abandonados por sus padres y predicen el futuro delincuencial de muchos de ellos, que por cierto, nos ha llevado a ser, a veces, el primero, y otras, uno de los países con mayor violencia en el mundo.
Son muchos los hijos que no tienen a quién celebrarle el Mes del Padre, y lo piensan y dicen, con dolor, o disfrazado a través de chistes o memes. Un padre nutricio, es decir, corrector con amor, que trabaje duro para producir los bienes que su hijo necesita, que esté a la par de su madre apoyándola, que arrope a su hijo antes de irse a la cama en la habitación contigua a la de él, que no use violencia supuestamente para arreglar los conflictos, que no sea adicto a sustancias cerebralmente nocivas, que vaya a ver a su hijo al partido y le ayude con las tareas….que le enseñe a ser padre a ese futuro padre….ese es un buen padre. Pero la conducta humana está cambiando, gracias a la educación informal, esa que da el medio ambiente y el hogar también, esa que circula más allá de la puerta de la casa, parecería que está teniendo mucho impacto. La tasa de natalidad ha disminuido desde 1975 y muchos hombres se están convirtiendo en padres, más allá de los 30 y solo de uno. Esto es positivo pues su esfuerzo y tiempo le alcanzarán más. Todo esto es fuente de pensamientos donde la responsabilidad y la lógica se están convirtiendo en fundamento y esto nos debe dar la esperanza de un futuro donde habrá menos seres humanos que inician sus vidas sufriendo. No es justo para ellos ni para la sociedad.
Médica, Nutrióloga y Abogada / mirellawollants2014@gmail.com