Día de la Cruz, Día de la Tierra

Que sea cada segundo de nuestras vidas una celebración a la tierra, somos un país vulnerable como pocos y por lo tanto debe cada salvadoreño, chicos y grandes entender que nacimos de la tierra y a ella volveremos.

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Cascadas Las Pilas, en Arambala, Morazán. Foto Archivo EDH

Por Ricardo Lara

2019-05-02 6:47:49

Recientemente, el 22 de abril, celebramos el Día de la Tierra. Hoy celebramos el Día de la Cruz, que también es como otro Día de la Tierra porque marca a los agricultores la época de siembra, de las lluvias y el valor de los frutos de la naturaleza.

En cuanto al Día de la Tierra, todo comenzó en 1968 cuando el profesor Morton Hilbert y el servicio de Salud Pública de Estados Unidos organizaron una conferencia sobre los efectos del deterioro del medio ambiente en la salud.
Para muchos, pareciera que no hay una relación directa entre la tierra y la salud pública pero sí la hay, y es una relación que día a día se manifiesta de diferentes maneras, como el descomunal aumento de enfermedades respiratorias, cáncer de piel, desnutrición e inseguridad alimentaria y tantas dolencias que han surgido como resultado de ese daño irreversible que causamos a la tierra.

Aun nuestro hogar lleva el nombre de planeta Tierra, pero poco hacemos o no hacemos nada para cuidarla, protegerla y amarla, ¿Amarla? Sí, somos un todo y debemos luchar con uñas y dientes para siquiera no causar más daño. Parece un título trivial en un país casi tribal: el Día de la Tierra. ¡Qué importa! El mundo y nuestro país merece que hablemos de política, de violencia, de fútbol, si el dinero donado serviría para otros fines y tantas cosas de suma importancia. No, hablar de la tierra, del medio ambiente no vale la pena, es pérdida de tiempo, que los líderes mundiales se ocupen de ello. Es intrascendente, qué importa que nuestro mundo, segundo a segundo se destruya. Otra fecha de esas que aparecen en los calendarios y que se debe celebrar, un baile por aquí, una ceremonia por allá.

¿Estamos destruyendo nuestro país?: ¡Y yo que puedo hacer! Así de irrelevante es el respeto a nuestra casa. El tráfico insoportable con una contaminación nunca vista, la tala indiscriminada de árboles para la venta de maderas preciosas; ríos contaminados por desperdicios, sequías increíbles, extinción de especies animales son apenas muestras del daño que causamos a la tierra; si resolver lo anterior no fuera de vida o muerte poco importara abordar un tema tan relevante pero estamos desapareciendo frente a nuestras propias narices, ¡Debemos actuar ya!
¿Cómo podemos arrogarnos posturas divinas para hacer lo que nos plazca con nuestra tierra? Las consecuencias están a la vista y quizá en los adultos pocos cambios se pueden lograr pero es imperativo empezar a trabajar con los niños, a concientizar de la importancia del cuido y respeto de todo lo que la tierra representa.

Tenemos una Comisión de Medio Ambiente cual parche en una llanta pacha, pareciera que su misión es complicar todo. ¿Qué hace esa comisión por el pueblo salvadoreño? Nada.

Que sea cada segundo de nuestras vidas una celebración a la tierra, somos un país vulnerable como pocos y por lo tanto debe cada salvadoreño, chicos y grandes entender que nacimos de la tierra y a ella volveremos. “Hombre, acuérdate de que polvo eres y que al polvo volverás”. Ojalá y el próximo ministro de o ministra de medio ambiente pase a la historia por una buena gestión y quede en el recuero por tristes chistes como no comeré pupusas hasta que se apruebe la ley del agua, o ante la onda fría busque una colcha humana para que sea calentado, merecemos tomar el tema con total seriedad. Que el Día de la Cruz nos recuerde la bondad de la naturaleza que nos da sus frutos y que es el inicio de la época lluviosa.

Médico.