Libre expresión y censura

En todo momento debemos recordar que, al utilizar nuestras libertad de expresión, adquirimos el deber de supeditar este derecho a la garantía del orden público, ya que somos nosotros los únicos responsables de las acciones y reacciones que nuestras opiniones pueden generar.

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Fotos EDH Ricardo Flores

Por Alessandra Castillo

2021-01-25 8:26:50

Luego de la toma del Capitolio del 6 de enero en Washington, las cuentas del ahora expresidente Donald Trump fueron bloqueadas, desde sus perfiles en Twitter y Facebook hasta Pinterest y Spotify. Esta reacción de parte de los gigantes de la tecnología ha levantado un debate sobre si es o no su responsabilidad, como entes privados, restringir a personas que violan los términos y condiciones que se acuerdan al acceder a estas plataformas y, de ser responsables de las suspensiones, si no estarían coartando la libertad de expresión de las personas que utilizan tales redes sociales.
En el caso del expresidente Trump, resalta que sus cuentas han sido bloqueadas permanentemente de las plataformas. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, se expresó al respecto: “Creemos que los riesgos de permitir que el presidente continúe usando nuestro servicio durante este periodo son simplemente demasiado grandes”.
Quienes apoyan al magnate inmobiliario dicen que esto es una violación a la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos que protege los derechos a la libertad de religión y a la libertad de expresión sin interferencia del gobierno. Estas opiniones en contra del bloqueo de cuentas animan una discusión sobre la censura y si es o no ético de parte de las plataformas cerrar cuentas. La realidad es que hablamos de compañías privadas, no del gobierno estadounidense; al momento de ingresar en ellas aceptamos términos y condiciones y, aunque muchas veces no son leídos, nos adherimos a las normas que presentan para una buena convivencia, aceptando que, si en algún momento infringimos dichas reglas, ellos podrían proseguir de la manera que estimen correcta según la infracción. Debemos recordar, como usuarios, que la libertad de expresión como derecho también está acompañada del derecho a la información, no solo para recibir datos verídicos, sino para también reproducir datos correctos y no desinformar al público en general.
En El Salvador, el presidente Bukele utiliza las redes sociales de manera similar al expresidente Trump, muchas veces siendo su cuenta en Twitter o Facebook el primer medio utilizado para emitir disposiciones de interés público. Además, son plataformas que constantemente utiliza para despotricar contra la oposición política e ideológica. No obstante, este no es un fenómeno aislado: políticos en nuestro país y el mundo utilizan los distintos medios digitales para exponer sus ideas y generar reacciones en el público, sean positivas o negativas.
Durante las últimas semanas, hemos visto al vicepresidente Félix Ulloa hablando de una posible reforma a la Constitución de la República, refiriéndose puntualmente a la modificación del plazo en el cargo presidencial, pasar de 5 años a 6 años. Muchas personas, incluyendo al presidente Bukele, han reaccionado a esto. El mandatario, citando un tuit, respondió en la red social con lo siguiente: “¿Solo 6 años? Qué poquito…”.
Al respecto, el artículo 248 de nuestra Carta Magna reza: “No podrán reformarse en ningún caso los artículos de esta Constitución que se refieren a la forma y sistema de gobierno, al territorio de la República y a la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República”. Partiendo de esta disposición explícita, debemos preguntarnos: ¿es este un ataque sutil al artículo 248 de nuestra Constitución? ¿Terminarán estas insinuaciones en un levantamiento civil de parte de aquellos que le rinden pleitesía rebelándose en contra del orden constitucional tal como pasó en los Estados Unidos?
En todo momento debemos recordar que, al utilizar nuestras libertad de expresión, adquirimos el deber de supeditar este derecho a la garantía del orden público, ya que somos nosotros los únicos responsables de las acciones y reacciones que nuestras opiniones pueden generar. Este es, pues, un llamado a que dirijamos nuestra mirada fuera de nuestras fronteras, reflexionemos y evitemos que el odio y la polarización sean el combustible que haga explotar nuestro ya dañado orden constitucional.

Estudiante de Ciencias Jurídicas

Club de Opinión Política Estudiantil (COPE