Igualdad versus libertad

Generas esclavitud, para ti y para otros, cuando, apelando a tu derecho de igualdad, te vuelves dependiente del gobierno; pues este no genera dinero y se vale del esfuerzo y sacrificio de los contribuyentes.

descripción de la imagen
Bryan Avalos, hermano de "mueble" llevó unos pequeños afiches y los repartió entre los asistentes a la actividad. Foto EDH/ Menly Cortez

Por Jorge Tobar

2021-06-20 4:43:08

"Ave que nace enjaulada, cree que volar es una enfermedad”: Alejandro Jodorowsky. El cautiverio, la esclavitud y la libertad son adictivos. Un ave nacida en cautiverio, salvo excepciones, se adapta tanto a la jaula, que seguro llega a creer que no existe otra forma de vida. Decide no escapar, aunque la puerta esté abierta; y estaría bien, si no es porque nunca ha vivido fuera de ella. Su decisión no la toma como ser libre, sino inducida y coaccionada por los límites que le impone la jaula, por lo que no tiene validez. Así, mujeres y hombres que nacieron y vivieron en oscura ignorancia, alienante y embrutecedora, mueren creyendo que no había otra forma de vivir; pero tanto el ave como el humano tienen el derecho natural e irrenunciable a ser libres.
Frederick Douglas, quien nació dentro de la jaula, luchó por su libertad porque supo, mediante sus lecturas clandestinas, que fuera de la jaula había un mundo mejor. De esclavo a asesor del presidente Lincoln, gracias a la cultura y el conocimiento que lo liberó e impulsó a luchar por liberar a otros.
Es imperativo, entonces, definir a qué nos referimos con “Libertad”. Empezaremos aclarando que en el Universo no existe ni un solo ente que sea igual a otro. No hay dos galaxias, estrellas, planetas, satélites, ballenas, elefantes ni seres humanos que sean iguales, A=A. Aristóteles lo dejó bien claro: “Un elemento solo puede ser igual a sí mismo”. No existe igualdad; quizá, ni en matemáticas. 2+2 (como valor) no es “igual” a 4, sino 2 + 2 equivale a 4. (4 es una abstracción que sirve de referencia de cantidad). Pero tener equivalencia no es lo mismo que ser igual. Una bolsa de churros vale $0.25 y una manzana vale $0.25, valer lo mismo no las hace iguales. Los ciudadanos dentro de una República no “somos iguales ante la ley”, sino “somos equivalentes ante la ley”, que es diferente. Similar al caso de la bolsa de churros y la manzana, esta equivalencia no nos hace iguales. Debemos descartar de nuestra consciencia el paradigma de la igualdad. Es una herramienta colectivista, de dominación socio/política y cultural.
¿Qué tiene que ver el tema de igualdad con libertad? Igualdad y Libertad son antónimos. Libertad es precisamente “ser y ejercer la individualidad diferenciada de cada mujer y hombre, que incluye su naturaleza, identidad, particularidad y sus propios sueños”; en resumen, es la capacidad de ser diferente. De no querer o pretender ser “igual” a nadie más, que a sí mismo.
Quien quiera ser libre debe comprender al menos dos postulados: “no se nace libre”, sino con el derecho a recibir la educación para que cada quien construya la capacidad de ser libre, y, que no existe vida más plena, que cuando se es independiente y libre. Libertad no es “la opción de elegir”; en todo caso, es “la capacidad de elegir con criterio”. Esta capacidad comienza por concebirse a sí mismo, único e irrepetible, y comprender que no existe la igualdad.
Otro elemento infaltable en el proceso de emancipación es aprender a “vivir para ser, ejercer y trascender lo que se es”. En otras palabras, “descubrirte a ti mismo, para pensar por ti mismo, luchar con tu esfuerzo, para lograr tus metas y dejar tu legado”. Nada es más esclavizante que, bajo la bandera de la “igualdad”, sacrifiques tu trabajo, para que otros no trabajen; que tu esfuerzo intelectual pase en la oscuridad, para que la ignorancia y estupidez de otros, se vea como algo que brilla. Asimismo, generas esclavitud, para ti y para otros, cuando, apelando a tu derecho de igualdad, te vuelves dependiente del gobierno; pues este no genera dinero y se vale del esfuerzo y sacrificio de los contribuyentes.
Para terminar, me permito insistir en el postulado que “no existe vida plena sin independencia y libertad”. Y puedo asegurar que quien construye libertad para salir de la jaula, jamás regresa a ella.
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre, por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venirle a los hombres”.

Psicólogo.