Deshumanización

Aristóteles decía que “el fin de la educación es conseguir que el alumno tenga predilecciones y aversiones por lo que corresponde; el deber del educador moderno no es talar selvas, sino regar desiertos”

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En las calles de El Salvador es común ver a motociclistas transportando a tres o hasta cuatro personas. En la imagen el conductor irresponsable saluda a la cámara mientras conduce a sus hijos a la escuela, el niño lleva casco protector la niña no lo porta. Foto EDH/Francisco Campos

Por Luis Enrique Contreras Reyes

2019-07-17 6:39:02

“Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse”

José Ortega y Gasset.

En pleno siglo XXI el ser humano ha logrado un desarrollo de la ciencia en diversas áreas: informática, robótica, nanotecnología, biología, etc., un aparente “desarrollo humano” que muchos países “disfrutan” actualmente. Sin embargo, aparejado a ello y de forma extraña una deshumanización ha ido germinando, esparciéndose y acrecentándose considerablemente.

Por ejemplo, hoy en día muchas personas consideran que el aborto es un derecho de la mujer y que decidir despedazar a su hijo en el vientre materno es algo que el Estado incluso les debe pagar, costeado con los impuestos de todos los ciudadanos. Sin embargo, vemos la deshumanización vemos en situaciones aun más triviales: asesinatos por la disputa de un estacionamiento, agresiones verbales y escritas de personas en redes sociales cuando no coinciden y no comulgan políticamente. Es increíble ver cómo en Twitter habitan maras y pandillas virtuales que despotrican e insultan contra personas por no validar sus argumentos y llegan al punto de desear con ahínco descuartizar a su opositor virtual.

Es lamentable cómo viralizan fotografías de personas en momentos no muy gratos e íntimos, violentando con ello su privacidad… la palabra respeto se dejó olvidada en el resquicio de la indiferencia hace mucho tiempo; las virtudes humanas (fortaleza, prudencia, justicia y templanza) nunca fueron aprendidas por muchas personas en el presente. Y recordemos que lo opuesto a la virtud es el vicio y hoy en día, abundantemente se promueven los vicios como si fueran un menester y deleite humano. Pensamientos de indiferencia, perversidad son los que habitan cómodamente en las mentes de muchas personas.

Con toda esta gama de falencias es complicado lograr sociedades humanamente desarrolladas, si es cierto que la tecnología ha avanzado muchísimo, pero es evidente que la involución en virtudes humanas es abismal. Debido a esto la noción entre el bien y el mal se ha trastocado considerablemente. Cuánta razón tenía el escritor inglés C.S. Lewis en su libro La Abolición del Hombre, donde planteaba la necesidad de una ley que divida el bien del mal y de no ser así todo estaría permitido, llevando a un autoexterminio de la raza humana.

Es importante reconocer la endeble educación que existe actualmente, la cual promueve antivalores y muchas veces difunde lo anticientífico, adoctrinando en ideología de género en sus aulas a niños y jóvenes y en ocasiones en contra de la voluntad de los padres, no habiendo casi gobernantes, partidos políticos, ni movimientos ciudadanos que se opongan a ello, volviéndose unos cobardes y cómplices del error. Aristóteles decía que “el fin de la educación es conseguir que el alumno tenga predilecciones y aversiones por lo que corresponde; el deber del educador moderno no es talar selvas, sino regar desiertos”, es decir, que la forma de ayudar al alumno a defenderse adecuadamente contra los sentimientos falsos es inculcarle sentimientos justos.

Todo esto se ha desvirtuado y muchas ideologías abyectas han sido culpables de enquistarse perversamente en las mentes de las personas. Con ellas sombríos personajes han confabulado para su nefasta difusión llevándonos a una deshumanización atroz, la cual ya predecía CS Lewis: “Los que desean dar a la humanidad la forma que se les antoje, los que desean controlar los valores y no obedecerlos, sabrán cómo formar las conciencias y decidirán qué tipo de conciencias desean producir. La consecuencia es que sus súbditos no serán necesariamente hombres infelices, sino que, simplemente, no serán hombres sino artefactos: la última conquista del Hombre resultará ser la abolición del Hombre”.

Analista político @LuisSaxum