Desaparecidos: dolorosa y triste realidad

Una desaparición significa no solo un irrespeto a las familias de los/as desaparecidos/as, sino que se considera una violación a los derechos humanos. Las familias enfrentan incertidumbre y desesperación.

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El disidente cubano y líder del movimiento Archipiélago Yunior García, posa para una foto durante una entrevista con AFP en su casa del barrio de San Agustín en La Habana. Foto / AFP

Por Luis José Samayoa Rodríguez

2021-11-14 4:48:30

ecientemente se han dado una serie de sucesos referentes a diversas desapariciones de personas en el día a día de nuestro país. Vemos las noticias a través de los diversos canales de comunicación, anunciando sobre las desapariciones en nuestro entorno social. Las respuestas se vuelven cada vez mas lejanas, dejando en el olvido muchas veces los casos de personas que no dejan rastro alguno, ocasionando un dolor inquebrantable en sus seres queridos y la gente que pertenece al entorno de ellos.

Vemos la gran incertidumbre que se muestra respecto a los casos que van surgiendo de esta naturaleza, en donde quedan muchas cosas en el aire y las soluciones son cada vez más escasas, por no decir totalmente nulas. Qué dolorosa y triste realidad es la que hoy nos devora, haciendo referencia a los/as desaparecidos/as, llegando a percibirse un entorno, en especial de quienes tienen una ardua tarea de comandar y solventar este problema social, como si fuera algo tan común como extraviar un par de calcetas en una lavadora.

Este fenómeno se torna en peores condiciones que las que inclusive llegaron a vivirse durante el conflicto armado que vivió esta Pulgarcito de América, en donde organizaciones de derechos humanos estiman que hubo alrededor de 8 mil personas desaparecidas. Sin embargo, el mundo ha cambiado y el modus operandi referente a este tema también ha sido sujeto a dichos cambios. La desaparición puede incorporar otros perpetradores que no suelen ser considerados como miembros del crimen organizado dedicados a la trata de personas, efectivos de las fuerzas de seguridad, participación de particulares u otros móviles relacionados a la violencia de género o violencia social, lo que vuelve aún más compleja la situación.

Según información de la FGR, entre el 1 de enero de 2020 y el 15 de mayo de 2021 hubo 1,176 desaparecidos y de ellos solo 541 fueron encontrados con vida, otros 60 muertos y 575 aún siguen perdidos. En cifras más concretas, solo una de cada dos víctimas es encontrada sana y salva. Una desaparición significa no solo un irrespeto a las familias de los/as desaparecidos/as, sino que se considera una violación a los derechos humanos de las personas que son víctimas de este problema social. Por otra parte, las familias enfrentan incertidumbre y desesperación ante un problema de esta envergadura.

Por lo tanto, se vuelve menester y punto primario en la agenda nacional implementar políticas públicas de acción, las cuales deben ser lo mas efectivas en la manera de lo posible para erradicar gradualmente este problema, lo que significa que es tarea de todos/as aportar nuestro apoyo en la manera de nuestras posibilidades. Desde las autoridades competentes en la coordinación y siendo guías para encaminar practicas efectivas que produzcan resultados y respuestas al problema, hasta nosotros como civiles colaborando en informar y dar aviso de manera discreta a las autoridades cuando nos enteramos de situaciones que puedan estar vinculadas a esta situación.

Que estas palabras sean tomadas a conciencia y sean eco de un llamado a la conciencia para todos/as los que integramos la sociedad salvadoreña, sin que se tergiverse la información ni tampoco se busquen culpables sobre este tema, lo que significa que hay que sumar y no restar al problema. Mucha fortaleza y resiliencia a las familias que actualmente viven una situación de esta naturaleza.

Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador