Teatro, cuerpos y desaparecidos en El Salvador

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El presidente de la Asamblea, Ernesto Castro, conversa con la diputada oficialista Suecy Callejas, durante un momento de la pasada plenaria. Foto EDH/ Francisco Rubio

Por David Rocha

2021-12-29 6:00:03

Cuando hablamos de memorias nos referimos a los usos del pasado en el presente. Los archivos culturales y artísticos se convierten en espacios y trabajos de memorias pues constituyen escenarios en los que emergen los conflictos discursivos y los traumas. En el teatro contemporáneo salvadoreño, observo la emergencia del cuerpo del desaparecido a partir de la teatralidad.

La obra Santa María de la espera (2019) de Jennifer Valiente, estrenada por el TIET, cuenta la historia de María, hermana de Lázaro (desaparecido en el año 1989), y Marta, novia de Lázaro, ambas viven juntas. Entre ellas surge un conflicto cada noviembre al conmemorarse la desaparición de Lázaro y la Ofensiva Final. María insiste en recordar, Marta prefiere olvidar, encarnan el conflicto entre memoria y olvido. El cuerpo del desaparecido se hace presente en la relación del mundo de los vivos y los muertos. La autora recurre al recurso onírico para corporizar al desaparecido y a la fotografía como activación de la memoria y lugar donde reside el cuerpo.

Bandada de pájaros (2016) de Jorgelina Cerritos, editada por Índole editores y estrenada por Moby Dick, pone el acento en la voz del subalterno y convierte en un acto poético la figura del desaparecido. La obra cuenta la historia de Engracia y Susana que están al borde de un risco que simboliza el límite de donde surge el recuerdo. En toda la obra se va tejiendo una historia que visibiliza los afectos. Nos cuenta la vida familiar desde las mujeres, ahí afloran los relatos subjetivos e íntimos. Aparecen las relaciones de género mediadas por la guerra y las violencias. El uso del flashback será un elemento fundamental en esta obra que constantemente nos lleva al pasado y nos devuelve al presente de los personajes.

En el espectáculo Los Ausentes asistimos a la escenificación de los relatos del duelo y de la ausencia que hacen emerger el cuerpo del desaparecido. El espectáculo es co-creación de Alejandra Nolasco, Didine Ángel y Tatiana de la Ossa, estrenado en 2017 cuenta la historia de Milagro, una mujer que perdió a su hijo víctima de la violencia perpetuada por las maras. A partir de la recuerdo observamos los acontecimientos por los que transita la madre en busca del cuerpo del hijo. Se escenifica el relato de la ausencia y de la desaparición. Primero, la desaparición del cuerpo del hijo se convierte en el conflicto generador de la historia y, segundo, la desaparición de los relatos públicos de las voces de las víctimas.

Estas tres propuestas permiten la catarsis social poniendo sobre la escena el cuerpo de los desaparecidos, dando voz a las víctimas de la violencia y posibilitando la circulación de discursos íntimos que son vetados de los espacios públicos. En las obras contemporáneas del teatro salvadoreño hay una línea marcada por los trabajos de la memoria. En este sentido, el teatro es un espacio de justicia social ante el silencio y la negación del Estado.

Catedrático del Dpto. de Comunicaciones y Cultura, UCA. Coordinador Escuela de Espectadores Teatro Luis Poma.