Jimena Reyes. Futbolista. Desaparecida y encontrada muerta.
Karen Guerrero.
Desaparecida.
Flor García. Desaparecida
y encontrada asesinada.
Ingrid Escobar. Directiva Sindical destituida ilegalmente de su cargo en la Asamblea Legislativa.
Zashy del Cid Velásquez. Mujer trans asesinada en San Miguel.
Más de seis mil novecientas niñas y adolescentes embarazadas este año.
Más de seiscientas mujeres desaparecidas durante el 2021...
Estos nombres y miles más son esos que el presidente no debería olvidar en sus discursos, en sus spots, en sus planes. En el país, la violencia contra la mujer en todas sus manifestaciones sigue siendo alarmante.
Este 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En el último año, las cifras de desaparecidas y de embarazos en adolescentes, e incluso niñas, es escandaloso. No tenemos nada que reportar como avances significativos en el respeto a una vida libre de violencia hacia las mujeres.
Nuestro país vive un contexto muy complicado de deterioro de la Democracia, precarización de la economía además de persecución a voces disidentes del oficialismo, a defensoras de Derechos Humanos como por ejemplo la organización feminista histórica “Las Mélidas”, cuyas instalaciones fueron allanadas esta semana por la Fiscalía General de la República.
No podemos identificar una clara decisión política del más alto nivel de priorizar estos temas en la agenda de Estado, traducidas en programas o políticas con todos los recursos necesarios, aunque las mujeres somos la mayoría en el país. La violencia hacia las mujeres sigue siendo invisibilizada y hasta despreciada por muchos políticos.
En el territorio las mujeres sufren la violencia en todos sus tipos; la que más se reporta aún oficialmente, la física, la sexual, la psicológica pero también existen muchas que callan sobre todo cuando sufren violencia económica y simbólica.
Existe además una violencia de Estado y sistemática por el oficialismo hacia muchas mujeres sobretodo en redes sociales, desde comentarios misóginos, degradantes, aún por funcionarios del gabinete de gobierno, algo que agrava la situación ya que sus seguidores responden a sus palabras respaldando y redoblándola, algo que pretenden es silenciar a voces disidentes y aquellas que pretendan denunciar de manera formal estos ataques.
Entre nosotras nos cuidamos, nos apoyamos, nos acompañamos, pero el Estado tiene una responsabilidad constitucional de proteger a sus ciudadanas, a todas esas mujeres, asesinadas, desaparecidas, y por eso pedimos que: no olvide sus nombres por favor, Señor Presidente.
Abogada y defensora de los derechos humanos.