La tribu

La información recibida de modo acrítico, y emitida con intenciones muy concretas, resulta un excelente recurso utilizado para los manipuladores, que convierten a la gente en simples rehenes del pensamiento tribal

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Gerardo Otoniel Álvarez es acusado por la Fiscalía de intentar asesinar a su ex compañera de vida y desobedecer una orden judicial de protección para la víctima. Foto PNC

Por Carlos Mayora Re

2020-12-04 5:43:12

La humanidad ha avanzado hasta niveles de desarrollo que hace pocos años eran casi impredecibles. No solo en ciencia y tecnología, sino también en la conquista de derechos y libertades.
Sin embargo, aún con todo y esos avances, hay cosas que parecen haber cambiado poco. Deudores de nuestra inherente condición de seres gregarios, de la necesidad de pertenencia a un grupo, y de la exigencia de encontrar la propia identidad en la homogeneidad de una clase, al seguir la fuerte tendencia de agruparnos en clanes y tribus, bien se nos podría aplicar aquello de que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
Al fin y al cabo “la tribu, al margen de la definición de esta que se adopte, hace la vida más sencilla. (…); y la pertenencia a una o a muchas de ellas resulta un instrumento eficacísimo para una vida sin sobresaltos”. Porque la búsqueda de la seguridad —y de la comodidad— en medio de la jungla de cemento que habitamos hace que el instinto de supervivencia nos aglutine en facciones, grupos, clases, aún sin darnos cuenta conscientemente de ello en algunas ocasiones.
Si hay tribus, hay caciques. Es decir, si hay una organización social, deben existir jerarquías, identificación de los iguales (y de los diferentes), caracterización de los ajenos al grupo como enemigos, etc. Al mismo tiempo que el instinto de supervivencia, la convicción de la propia singularidad, el ejercicio racional de análisis del entorno, y la realidad de la propia experiencia hace que —aún dentro de la tribu— aparezca la conciencia de la libertad que nos iguala y nos diferencia con el resto de personas.
Si bien la tribu puede parecer un refugio seguro, al mismo tiempo el pensamiento tribal puede limitar nuestra libertad. Entonces, cuanto menos educados —y por lo tanto más dependientes del pensamiento ajeno- más puede crecer el afán de seguridad— pertenencia que hace que los individuos acepten planteamientos erróneos, mágicos, o simplemente falsos. Pues la “opinión generalizada” (que muchas veces resulta ser más bien apariencia generalizada) hace que el temor a dejar de pertenecer logre que la gente termine comulgando con ruedas de molino.
De hecho, hay planteamientos y convicciones que sostenidos en solitario resultarían absurdos, y que compartidos por un grupo no solo son “verdaderos”, sino que sostienen el liderazgo y constituyen grupos de personas ciegamente guiadas a dónde se proponga el iluminado que se ha colocado a la cabeza del grupo.
Cuando se trata de pensamiento tribal, el rigor científico, la presencia —o no— de hechos que corroboren una teoría, e incluso la experiencia personal resultan irrelevantes. Lo único importante es que una creencia, una idea, un planteamiento sea compartido. Nada más.
Entonces se pone la carreta delante de los bueyes: lo relevante es la tribu, no las ideas que pueden haberla constituido. Por eso se exalta la primera y se desprecian las segundas. O, peor aún, los líderes siembran ideas absurdas o francamente ilusorias, con tal de mantener la tribu compacta, que es lo mismo que decir mantener intacto el propio liderazgo que, en no pocos casos, además de poder, reporta al cacique pingües ganancias.
Además, en la híper comunicada sociedad en que vivimos, todo se acelera a niveles de vértigo. Los medios tecnológicos que deberían haber sido autopistas de información, se están convirtiendo en magníficos instrumentos de manipulación; que se sostienen en la creencia de que cada uno “controla”, criba y selecciona como verdadero o útil lo que ve; sin ser consciente de que en realidad lo que siente, y las impresiones que la información sesgada provoca en quien la recibe, se sale de su dominio.
Entonces, la información recibida de modo acrítico, y emitida con intenciones muy concretas, resulta un excelente recurso utilizado para los manipuladores, que convierten a la gente en simples rehenes del pensamiento tribal; y así a río revuelto… tener ganancia de pescadores.
Ingeniero / @carlosmayorare