Un instrumento desechable

¿Y esos funcionarios y oficiales qué creen que les va a pasar cuando ya no sean útiles a los intereses del poder? ¿Quién los va a defender cuando sean llamados a los tribunales por cometer actos ilegales, corrupción o abuso de poder? ¿De veras creen que los poderosos de turno siempre estarán ahí para protegerlos a ustedes?

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Carlos Queiroz es el técnico de la Selección Colombia rumbo a Catar 2022. Foto EFE/Mauricio Dueñas Castañeda

Por Max Mojica

2020-11-16 5:20:49

En Latinoamérica y especialmente en El Salvador, movimientos de izquierda de diferentes estilos y discursos mantuvieron un esfuerzo unificado, persistente y paciente, con una visión clara: obtener el poder absoluto. Sorpresivamente para esos grupos, ¿y por qué no decirlo?, sorpresivamente para todos nosotros, las vías democráticas le han servido mejor que la insurrección armada a las personas con aspiraciones totalitarias.

Cuando finalmente se apagó el estruendo de las armas y las diferentes partes en conflicto se dieron la mano, pensamos que el peligro del totalitarismo (de izquierda bajo la esfera comunista o de derecha, bajo la bota militar) había pasado… qué equivocados estábamos.

Dirigentes políticos electos democráticamente en las urnas (Nicaragua, Venezuela y probablemente El Salvador) han logrado acumular cuotas importantes de poder, las cuales han utilizado para permear la estructura de poderes en que se basa los principios Republicanos, para lograr —o tratar de lograr— un control absoluto e imponer su particular visión política, la cual, llegando al punto del control total, la sociedad ya no posee ni la voluntad ni el músculo para revertir. En ese contexto entran en escena los “instrumentos desechables”. Son todos aquellos empresarios, intelectuales, profesionales, empleados de todo nivel, amas de casa, entre otros, que inocentemente ponen sus facultades intelectuales, dinero, contactos y voto, a favor de estas fuerzas antisistema, facilitándoles la toma del poder absoluto de un país, sin saber —o sin querer saber— que al hacerlo, perderán esa misma libertad que tan dócilmente han puesto al servicio de tales fuerzas.

Prueba de esa dinámica de instrumentalización la constituye la diáspora salvadoreña, quienes fueron (y en algunos casos aún son), fuertes apoyos del movimiento político de Nuevas Ideas, en términos no solo logísticos sino que también —de forma relevante— económicos, todo lo cual contribuyó a que el actual gobierno llegara al poder. Lo curioso es que ahora el gobierno de la República ha dejado a su suerte a una buena parte considerable de los hermanos lejanos, los “tepesianos”, ante una inminente deportación por parte del gobierno de Trump. Muestra de que cuando alguien ya no es útil… se le deja a su suerte.

Pero lo más relevante es cuando los instrumentos desechables son funcionarios con poder real, para el caso los oficiales del Ejército y de la Policía Nacional Civil, quienes se convierten en un instrumento que, mediante la intimidación y las armas, son útiles para minar los pesos y contrapesos de la República al inspirar miedo y ejercer represión real y tangible sobre aquellos individuos que todavía pueden presentar algún grado de oposición al aspirante a dictador.

No sin asombro vimos cómo agentes de alto nivel de la PNC sirven de guardia privada ante un funcionario que se presentó en la tragedia ocurrida por las lluvias en Nejapa; vemos a oficiales y tropa del Ejército siguiendo ciegamente órdenes del Ejecutivo para impedir a un Juez acceso a los archivos militares; y recientemente vimos a esos mismos oficiales de la PNC y del Ejército intimidando a los fiscales que pretendían desarrollar sus procesos de investigación en ciertas dependencias ministeriales.

Me pregunto, ¿y esos funcionarios y oficiales qué creen que les va a pasar cuando ya no sean útiles a los intereses del poder? ¿Quién los va a defender cuando sean llamados a los tribunales por cometer actos ilegales, corrupción o abuso de poder? ¿De veras creen que los poderosos de turno siempre estarán ahí para protegerlos a ustedes?

Las últimas barreras que nos quedan antes de la inminente toma del poder total son la Sala de lo Constitucional, la Fiscalía General de la República y la Asamblea Legislativa. Esta última es especialmente relevante ya que elige a los titulares de los primeros dos… de tal forma que lo que se está jugando en las próximas elecciones es precisamente la permanencia de esa libertad que ahora poseemos en El Salvador, la permanencia de la división de poderes republicana y la posibilidad de escribir artículos de opinión como este sin que te suden las manos pensando en que puedes ser perseguido.

Salvadoreño: si votas este próximo 28 de febrero por fuerzas antisistema, serás tú quien de forma libre y voluntaria estés renunciando a TU LIBERTAD para entregarla mansamente a aquellos que te la quieren arrebatar.

Abogado, Master en leyes @MaxMojica