Una fiesta en el desierto

Aceptemos la invitación que Dios nos hace a “celebrar una fiesta en Su honor en el desierto”, superemos nuestros temores, venzamos el “Síndrome de la cabaña”, volvamos a la normalidad de la manera más prudente y con las personas más respetuosas, conscientes, reflexivas, que acuden al templo

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Jennifer Aniston. Foto agencia AFP

Por Salvador Gómez

2020-11-28 3:02:30

Dios quiere ver a su pueblo unido, feliz, celebrando una fiesta, superando las circunstancias difíciles en la que esta viviendo; por eso cuando los israelitas estaban sufriendo en la esclavitud de Egipto, le envía al faraón el siguiente mensaje:
“Moisés y Aarón se presentaron al faraón y le dijeron: así dice Yahvé el Dios de Israel: deja salir a mi pueblo para que celebre una fiesta en mi honor en el desierto” (Ex 5,1).
En el momento histórico que nos encontramos, muchos se sienten encerrados, atemorizados, esclavizados por el faraón del miedo, miedo a contagiarse, miedo a enfermarse, miedo al desempleo, miedo a la pobreza, miedo al futuro e incluso miedo a la muerte. La mejor manera de superar nuestros temores es aceptar la invitación que cada domingo nos hace la Iglesia a celebrar en la Eucaristía, una fiesta en honor de nuestro Dios. Muchas personas piensan que no es buena idea asistir a los templos ya que en la lista de lugares más peligrosos para el contagio del COVID-19 aparece: la Iglesia, y eso ha sido suficiente para que muchos se queden en su casa participando de la eucaristía que se transmite por los medios electrónicos, cuando tienen la oportunidad de asistir a las misas presenciales que ya están celebrando en las parroquias.
La iglesia, el transporte público, los restaurantes, las salas de belleza, los supermercados, etc. Son lugares de alto riesgo sino se guardan las medidas de bio seguridad, pero si actuamos con responsabilidad, usando la mascarilla y guardando el distanciamiento físico, si rezamos, cantamos, comulgamos, ofrendamos y nos saludamos con prudencia, nuestros templos con la ayuda de Dios se convierten en lugares seguros.
El templo ha sido y debe seguir siendo un lugar de paz, santuario de la vida, un refugio seguro donde estamos a salvo, cada vez que vencemos el temor y asistimos a la iglesia, estamos dando un testimonio de fe, de amor y de esperanza, no es posible que nos sintamos más seguros en el mercado, en los restaurantes, en el cine, en el estadio que en la iglesia; ahora mas que nunca:
“Los cristianos deben esforzarse por obtener el reconocimiento de los domingos y días de fiesta de la Iglesia como días festivos legales. Deben dar a todos un ejemplo público de oración, de respeto, de alegría y defender sus tradiciones como una contribución preciosa a la vida espiritual de la sociedad humana. Si la legislación del país u otras razones obligan a trabajar el domingo (o a quedarse en casa). El domingo, este día debe al menos ser vivido como el día de nuestra liberación que nos hace participar en esta reunión de fiesta” (Catecismo de la Iglesia Católica # 2188).
Aceptemos la invitación que Dios nos hace a “celebrar una fiesta en Su honor en el desierto”, superemos nuestros temores, venzamos el “Síndrome de la cabaña”, volvamos a la normalidad de la manera más prudente y con las personas más respetuosas, conscientes, reflexivas, que acuden al templo. Asistamos a las eucaristías presenciales en nuestras parroquias, así veremos realizada la Palabra de Dios que nos promete que nuestro desierto lleno de temores, carencias, soledad y muerte; pueden con la intervención de Dios convertirse en un jardín lleno de vida, de alegría, de esperanza y de fiesta.
“Sobre nosotros se derramará el Espíritu desde arriba. Entonces el desierto se transformará en vergel, lo que ahora es llamado vergel será tenido por terreno baldío. En el desierto acampará el Derecho; en el jardín descansará la Justicia. La obra de la Justicia será la Paz y los frutos de la Justicia serán tranquilidad y seguridad para siempre. Mi pueblo vivirá en habitaciones buenas, en barrios seguros, en lugares tranquilos.” (Is 32, 15-18)

Predicador católico/ salvadorgomezoficial@gmail.com