La geometría de Centroamérica…

Parece que estamos a las puertas de una segunda guerra fría económica entre Estados Unidos y China; y como ha sucedido en el pasado, habrá que alinearse o rebelarse entre dos imperios comerciales. Pero, para variar, Centroamérica no está unida sino fragmentada y azotada por la corrupción y el autoritarismo.

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Abogado constitucionalista, Enrique Anaya. Foto EDH / Archivo

Por Oscar Picardo Joao

2021-08-11 8:20:21

El Senado de los Estados Unidos se va dando cuenta, demasiado lento, de que el concepto del “Triángulo Norte” que genera la migración desde El Salvador, Honduras y Guatemala es limitado y se queda corto...
Ahora con las nuevas medidas que se intentan aplicar a la dictadura de Daniel Ortega, el Triángulo se transforma en el “Paralelogramo Antidemocrático” compuesto por cuatro vértices: Tegucigalpa, Managua, San Salvador y Ciudad de Guatemala.
Superamos el paradigma de las “Repúblicas Bananeras”(O. Henry, 1904) e ingresamos a otra categoría más sofisticada y perversa que integra los 7 jinetes apocalípticos de la degradación democrática: I) Narcotráfico, II) Corrupción, III) Impunidad, IV) Pobreza, V) Autoritarismo, VI) Violencia y VII) Migración.
El principal socio o el “socio confiable” de la región centroamericana ha diseñado una nueva agenda de ataque para contener la migración: crear listas de corruptos y suprimir visas a los políticos; una especie de castigo moral, poco efectivo para detener la corrupción, pero que deja una especie de mancha en los expedientes políticos.
Pero al final los corruptos viajarán y se gastarán los dineros mal habidos en Suramérica, Europa, Asia o islas del caribe; o en el peor de los casos diseñarán sus bunkers locales de lujos y privilegios.
Para colmo, aparece en el escenario el otro socio de la seda: La República Popular de China, buscando comprar zonas económicas para ir ampliando su mapa comercial o geo-económico; la estrategia es simple: regalar estadios u obras apoteósicas que fomenten el opio del pueblo a cambio de ciertos privilegios y territorios.
Tal como señala el doctorando costarricense Sergio Rivera Soto: “Según el Centro de Investigación Económica y Empresarial (CEBR) con sede en el Reino Unido, China superará a los Estados Unidos para convertirse en la mayor economía del mundo en 2028. El estudio predice que China ocupará el primer lugar cinco años antes de lo estimado anteriormente, en gran parte debido a la pandemia de COVID-19 (…) Además, lanzada en el año 2020, la “Visión 2035” de China es parte del decimocuarto plan quinquenal en el que el presidente Xi Jinping pretende convertir a China en un “país moderadamente próspero” para esa fecha”.
Costa Rica, Panamá y El Salvador ya son parte de esta nueva visión, mientras que Nicaragua, Guatemala y Honduras mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán. Esto, sin embargo, no ha sido un impedimento para el crecimiento del comercio de los países centroamericanos con la República Popular de China.
La ¨Visión 2035¨ de China involucra el desarrollo de megaciudades que ayudarán a fomentar asociaciones regionales de comercio e inversión más sólidas con las economías participantes de la Iniciativa Franja y Ruta y las economías de todo el mundo. Además, las medidas de Beijing para facilitar el crecimiento del consumo interno de mayor calidad y la capacidad de fabricación con valor agregado serán clave para el ascenso de China como una nación moderadamente próspera y una economía madura para 2035.
Ahora bien, hay ciertas asimetrías que nos toca valorar: a) La dimensión cultural y geográfica; China es una nación distante y distinta, lo que hace muy difícil articular políticas de entendimiento; b) A nivel político China es una nación paradójicamente comunista-neoliberal, el gobierno controla todo y las libertades son muy limitadas; c) Casi la mitad de Centroamérica vive o tiene un familiar en Estados Unidos, y hoy por hoy, es el principal socio comercial y es el lugar de dónde se recibe un caudal de remesas importantes para la región.
Parece que estamos a las puertas de una segunda guerra fría económica entre Estados Unidos y China; y como ha sucedido en el pasado, habrá que alinearse o rebelarse entre dos imperios comerciales. Pero, para variar, Centroamérica no está unida sino fragmentada y azotada por la corrupción y el autoritarismo.
A propósito de triángulos y paralelogramos, como lo he apuntado en otros artículos, la geometría euclidiana clásica bidimensional es muy distinta a la geometría riemanniana, de carácter geodésica que se aplica en la vida real. Se parecen, pero no son lo mismo… Ni los ángulos internos de un triángulo dibujado sobre una esfera suman 180°, ni la menor distancia entre dos puntos de la superficie esférica es una recta. El mundo teórico y político es muy distinto al real…
Con niveles tan bajos de escolaridad de la región la autodeterminación democrática sigue siendo un sueño o más bien una pesadilla. No importa si vemos a Centroamérica como un triángulo o paralelogramo; hoy por hoy sigue siendo un territorio de corrupción, impunidad y autoritarismo que genera migración; las cifras lo delatan; y la cooperación internacional sigue siendo cómplice.

Investigador Educativo/opicardo@asu.edu