Constitución y democracia

Se dan decretos y leyes que después no se acatan. Se solicita ayuda internacional y se muerde la mano amiga que la brindará. Se ignora la Constitución que desde la montaña se aceptó.

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Padre Erick Munoz. Foto cortesía de @arzobispadoss

Por René Hernández Valiente

2021-10-11 7:24:48

Temos que la crisis en nuestro sistema constitucional ha aumentado.
Señalamos que el poder ha sido confiscado por un adolescente en cuerpo de adulto que actúa con su propia lógica desde casa presidencial, en contraposición con la idea democrática.
Señalamos que la representación política es un rotundo fracaso en la Asamblea Legislativa, la mayor frustración ciudadana.
Señalamos que en El Salvador no hay mecanismos de responsabilidad contra los diputados de la Asamblea Legislativa, en donde vemos una profesionalización de la política que degenera la democracia y se convierte en el mayor enemigo de los principios que deben inspirar el Estado Constitucional.
Señalamos que el “Estado de la Sociedad” es débil ante la falta de transparencia de los detentadores momentáneos del poder.
Señalamos que la libertad moderna ha dejado de ser un fin en sí misma al servicio de los valores humanos. Está al servicio de la clase política gobernante y su bienestar material. No queda en ella ningún resto de grandeza moral, de fin ético que ponga al Hombre en condiciones de realizarse como tal.
Señalamos que la desobediencia sistemática a la Constitución y a la Justicia Constitucional y la preponderancia de “poderes políticos” hace inoperante el ordenamiento jurídico y el sistema de protección jurisdiccional. Críticos afirman que en el Poder Judicial no existe Corte Suprema de Justicia sino una suma de magistrados y magistradas que no pueden o no quieren ser el colegiado máximo de la justicia ejemplo de virtudes y de capacidad para resolver los conflictos sociales y personales que les llevamos los ciudadanos. No hay Tribunal Supremo.
Todo lo anterior evidencia la crisis del Estado Constitucional. Se ve afectado el núcleo medular de la idea de legitimidad de un verdadero régimen constitucional.
Vemos en la crisis del Estado Constitucional más una crisis de sus manifestaciones que de sus fundamentos; en consecuencia la pensamos pasajera, producto de momentos superados, ideológicamente sobrecargados, al punto que hemos vivido momentos sin Derecho, de verdadera ajuridicidad. Sin embargo, los creíamos superados.
La pregunta es: ¿cómo sintonizar Derecho y devenir social? o, más aún, ¿cómo integrar democracia con derecho y derecho con realidad?
Sin importar la corriente de pensamiento que se escoja, todas las posiciones ajenas al GOES coinciden en la necesidad de preservar la fórmula de legitimidad constitucional tal como está configurada. Equivale a decir que el tenaz pensamiento republicano de los Fundadores de la Patria continúa siendo válido y legítimo para todos. El mes pasado nos lo recuerda.
En consecuencia, la crisis señalada debe resolverse en el campo del constitucionalismo. Se debe edificar una Teoría de la Constitución constitucionalmente adecuada: consciente de su contemporaneidad a la altura de la exigencia de los tiempos.
En una Democracia, la Constitución, para que sea legitima es más que un texto, más que una norma jurídica, la Constitución es la democracia misma y de la lealtad que le demostremos gobernantes y gobernados depende, en último extremo, la posibilidad que la democracia sea real y no una mera enunciación de principios.
¿Lo estamos logrando?
Obviamente no.
Quienes deben hacer avanzar el sistema desde el escritorio público conspiran contra la democracia.
La prepotencia de los funcionarios que pretenden ser demócratas es, en el sentir ciudadano, una escupida al cielo. Nos cae a todos.
La contradicción en las decisiones gubernamentales hasta nos avergüenza. Se dan decretos y leyes que después no se acatan. Se solicita ayuda internacional y se muerde la mano amiga que la brindará. Se ignora la Constitución que desde la montaña se aceptó. Los ciudadanos debemos exigir más de nuestros administradores públicos y demandarlos internacionalmente ya es necesario.

Abogado.