Mascarillas, guantes y otros desechos de la pandemia

Lo más probable es que la gran mayoría de estos desechos tirados en la calle y en zonas rurales no van a ser recolectados. Entonces las lluvias que ya están literalmente encima, provocarán que toda esta basura vaya a parar a nuestros lagos, humedales y al océano pacífico.

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Nassin Rodriguez, entrenador de Taekwondo, en la Villa Centroamericana, a donde entrena a los atletas. Foto EDH Lissette Monterrosa Vanessa Vasquez / Foto Por Archivo

Por Juan Marco Álvarez

2020-05-01 8:57:16

Las mascarillas y los guantes de látex, como todo desecho plástico, tienen un alto impacto ambiental al ser tirados en las calles.
En un reciente fotorreportaje en El Diario de Hoy se destacaban cantidades de estos desechos por todos lados, pero más que todo desechados en las calles del País. Y esto sucede en el resto de los países incluso en los más desarrollados y con conciencia ambiental notoria. Algunos le están llamando a esta situación “una plaga de contaminación humana”.
El problema radica en que los recolectores municipales no pueden abarcar tanta contaminación en las calles. Estos desechos también pueden poner en peligro a las personas que los recogen. Aunque los primeros estudios indican que el coronavirus se propaga principalmente a través del contacto de persona a persona (por lo que se recomienda el distanciamiento social), existen evidencias que señalan que el virus puede permanecer varios días sobre una superficie. Entonces si alguien recoge una mascarilla o un guante contaminado, esta persona podría contagiarse fácilmente.
El manejo seguro de esos desechos biomédicos y sanitarios es esencial para la salud comunitaria y la integridad del medio ambiente. ¿Ahora, que se puede hacer para evitar que se siga contaminando con estos desechos? Una buena forma de evitar este tipo de contaminación es colocando recipientes adecuados para que el usuario deposite los guantes después de utilizarlos. En los supermercados por ejemplo. Es común que los supermercados y muchos comercios ofrezcan guantes y alcohol desinfectante en la entrada de la tienda. Y también es común que el usuario los bote inmediatamente después, ya sea en el parqueo afuera del carro o en la calle. Para evitar esto los comercios deben contar con basureros o depósitos especiales justo afuera de su local. También la gente al salir a comprar o hacer deporte, utiliza sus máscaras protectoras. Es decir, a diario se utilizan cientos de miles de máscaras y guantes, que en muchos casos tienen una vida corta, especialmente estos últimos.
Los guantes al final son artículos de un solo uso y hay gente que también desecha mascarillas a diario. En teoría, estos desechos deberían ser tratados como peligrosos y los hospitales deben tener sus propios protocolos. Pero en ausencia de un sistema de tratamiento adecuado de estos desechos, se recomienda meter la mascarilla y los guantes en una bolsa de plástico, e inmediatamente introducirla en una segunda bolsa de basura para ser depositada en un basurero y/o entregada al recolector.
Pero es difícil evitar que se siga contaminando debido a la cultura arraigada en nuestra gente de botar la basura en cualquier lado.
Yo no descartaría poner multas pues esto no es como si se estuvieran tirando envoltorios de dulces. Al final, la gente está tirando literalmente desechos médicos: guantes de látex usados y máscaras faciales que podrían estar contaminadas con coronavirus. En ese sentido, la falta de consideración para los demás es alarmante. En la misma línea de desechos de un solo uso, y a pesar de que el consumo ha sido golpeado fuertemente por el coronavirus, en ciertas categorías como alimentos e higiene personal, el gasto ha crecido a medida que los consumidores en cuarentena están optando por entregas a domicilio.
Esto es preocupante por la generación en exceso del empaque plástico. Pero más preocupante aún es la baja en el precio del petróleo. Si bien el colapso en la demanda del petróleo provocado por el coronavirus puede ser una buena noticia para el clima, por la reducción de gases de efecto invernadero, esto no es una buena noticia para la naciente economía circular, y en especial para el sector del plástico. Y es que el precio del plástico está estrechamente ligado al precio del petróleo, entonces esto ha provocado que el precio del plástico reciclado hoy sea mucho más alto que el plástico virgen. Esta situación reduce la demanda de resina plástica reciclada o post-consumo. Ahora tiene más sentido económico para los fabricantes usar plástico nuevo en lugar de plástico reciclado. Incluso, esta situación económica esta llevado al cierre de plantas de reciclaje en todo el mundo a medida que la demanda de material reciclado ha disminuido. Esto es delicado ya que habrá más plástico desechado en el ambiente.
Alguien me preguntaba el otro día en una entrevista, ¿dónde va a parar esta cantidad de desechos? Bueno, en teoría deberían recogerse y destinarse a un relleno sanitario o a un vertedero en el peor de los casos. Pero en nuestra realidad lo más probable es que la gran mayoría de estos desechos tirados en la calle y en zonas rurales no van a ser recolectados. Entonces las lluvias que ya están literalmente encima, provocarán que toda esta basura vaya a parar a nuestros lagos, humedales y al océano pacífico.
Tenemos que invertir en educación continua y en infraestructura adicional de recolección, separación y reciclaje. Esa es la salida al problema de la falta de conciencia y a la falta de gestión adecuada de los desechos.

Experto en Temas Ambientales y Sostenibilidad.