Una nueva realidad

No es un tiempo para conformarnos con poco, es un tiempo para entender lo que de verdad necesitamos. Es un momento para hacer nuestra metamorfosis colectiva mientras el planeta cambia

descripción de la imagen
foto de referencia / Archivo.

Por Ernesto Hernández Otero

2020-04-08 5:33:12

Desde hace unas semanas, cuando todo el mundo se encerró en sus casas, la rutina cambió en un abrir y cerrar de ojos. Las oficinas se vaciaron, las escuelas y colegios dejaron de tener ese sonido tan peculiar en los recreos, los centros comerciales se apagaron, los cines cerraron, los restaurantes dieron vuelta a las mesas; y para soportar ese impasse, nos pusimos la meta mental de aguantar el encierro por 30 días y luego volver a la normalidad.
Sin embargo, la realidad es distinta. Este periodo de encierro es simplemente algo preliminar; es solo el tiempo para la primera fase de incubación, brote, impacto y contención. La primera de varias; hasta que surja la vacuna y se distribuya, o que se cumpla el potencial máximo de contagio de este virus. Lo que pase primero. La cuarentena se convertirá en los próximos meses en un ciclo de resistencia para convertir la curva exponencial proyectada, en una onda de baja frecuencia, con crestas moderadas y la longitud de onda más grande posible; y así entre cada ciclo de contagios, dar tiempo a las camas de los hospitales de atender a cada tanda de enfermos para salvar a la mayoría.
El 31 de diciembre pasado, celebramos terminar el año y comenzar uno nuevo. Queríamos estrenar el 2020 y hacer todo lo que venimos cargando sin hacer. Las mismas metas de siempre: adelgazar, hacer más dinero, viajar a nuevos destinos y encontrar al amor de la vida. Nadie nos avisó que esto sería así, pero eso nos pasa por andar esperando cosas de los años. Es frustrante darse cuenta que todo lo que hemos hecho hasta ahora, parece deshacerse como un castillo de arena ante una ola. Es angustiante no saber como evitar tantos riesgos. Son tiempos complicados y vienen más duros. ¿Pero cuándo se va a acabar? Lo peor de todo es no poder pasar la página y obligarnos a limitarnos a vivir en una dimensión desconocida.
Es muy probable que haya pasado por la cabeza de muchos la sensación de estar viviendo una película o un mal sueño, esperando los créditos o la alarma para despertar; pero la verdad es que el sistema social está cambiando y está viviendo su crisis de juventud o de mediana edad. Ya pasamos el punto de no retorno, y no adaptarnos nos pone más en riesgo que decidir aceptar esta nueva realidad. Vivimos en un sistema social que mal o bien, nos mantiene vivos y ya eso es ganancia.
Es un periodo para valorar las cosas que hace unas semanas ni siquiera considerábamos relevantes, como la cercanía de nuestra familia, nuestros amigos y todas las personas que nos rodean y la seguridad de nuestras casas. Aburrirse es un privilegio que no podemos darnos, tenemos el tiempo que siempre hemos querido para aprender algo nuevo, reinventarnos en algo mejor y principalmente, salir de esta situación, quizás magullados pero con más ganas de nunca, de dar más, ser más, hacer más.
La crisis pasará, de eso no hay duda; pero el impacto sigue incierto y cada día su potencial ha ido aumentando por el efecto acumulado en cada rincón del globo; por lo que el temor es comprensible. Ningún país puede estar bloqueado durante mucho tiempo, y a medida que el tiempo avance, la gobernabilidad se vuelve más frágil. Por eso cada apretón va a tener un pico de restricciones y luego un valle de libertades temporales, donde parecerá que todo ha pasado, sin haber realmente pasado.
Aunque a veces el privilegio en el que vivimos no nos deja ver la realidad de otros más vulnerables, sin entender lo que otros viven, es poco o nada probable que sirvamos de mucho. No es un tiempo para conformarnos con poco, es un tiempo para entender lo que de verdad necesitamos. Es un momento para hacer nuestra metamorfosis colectiva mientras el planeta cambia.
Y aunque parece que el mundo se detuvo, “eppur si muove”.

Consultor empresarial.