La inspiradora organización ciudadana

Estoy convencido de que las redes de colaboración y la organización ciudadana generada por esta crisis producirán líderes que ayudarán a desvanecer progresivamente la instrumentalización

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Lautaro Martínez del Inter de Milán se regocija después de marcar el gol 2-0 durante el partido de fútbol de la Serie A italiana Fc Inter y Spal en el estadio Giuseppe Meazza. EFE/EPA/MATTEO BAZZI / Foto Por EFE / Archivo

Por Carlos Ponce

2020-03-26 2:34:09

El mundo está enfocado en la lucha contra la expansión del Covid-19. La reacción de la mayoría de las personas ha sido inspiradora. Solamente unos pocos han dejado que la situación saque lo peor de sí, adoptando una actitud egoísta y, en algunos casos, oportunista. Es importante rescatar y multiplicar todo lo bueno que ha florecido gracias a esta emergencia y mostrar nuestro desprecio colectivo por lo malo. Así como la solución de la mayoría de los problemas sociales requiere de la organización de todos en función de un objetivo, nuestra victoria sobre este nuevo reto exige que todos le apuntemos a un mismo objetivo.
He visto como muchas personas se han unido y organizado de forma voluntaria y desinteresada para mejorar las condiciones del prójimo. Vecinos que se ofrecen a salir a hacer las compras a los ancianos de sus comunidades para evitar que éstos se vean expuestos a un riesgo de contagio. Es realmente impresionante el nivel de empatía que he logrado presenciar. Los residentes en algunos edificios de apartamentos se han organizado de tal forma que los más vulnerables se mantengan más resguardados y los demás se repartan funciones. Las redes de colaboración que han surgido de este problema son genuinas, estrechas y robustas.
También he logrado detectar esta dinámica a un nivel de resolución menos granular. He visto como sectores enteros se han ofrecido a contribuir formando redes de colaboración indispensables para prevenir los contagios y darle mejor tratamiento al problema. Por ejemplo, pequeñas empresas dedicadas a la fabricación de cerveza artesanal han modificado sus procesos de producción para fabricar gelatina sanitaria con alcohol. Universidades han puesto a su disposición sus centros de investigación para entender mejor el Covid-19, rastrear su expansión y participar en la formulación de soluciones audaces y creativas. Cirujanos plásticos han puesto a disposición de los hospitales sus respiradores para aplacar el déficit que existe en algunos países.
Las muestras de empatía y ayuda son incontables. La disposición a colaborar y contribuir por el bien común es abrumadora e inspiradora. Nunca había experimentado algo similar, por lo menos a esta escala.
Lamentablemente, algunos han dejado que esta situación le despierte su lado más oscuro. He visto como unas personas han acaparado recursos indispensables en esta crisis para después venderlos a precios exorbitantes. El alcohol, los desinfectantes y las medicinas se escaseado en algunas ciudades porque ha habido quienes las han comprado de forma masiva. Ahora es común ver cómo un bote de alcohol se vende en los clasificados a precios antes inimaginables.
Unos cuantos políticos han aprovechado la oportunidad para avanzar en sus estrategias electorales, acompañados de su red de activistas que se encargan de replicar y aplaudir sus mensajes sin importar qué tan dañinos sean para la emergencia que atravesamos.
Estoy convencido, sin embargo, de que las redes de colaboración y la organización ciudadana generada por esta crisis producirán líderes que ayudarán a desvanecer progresivamente la instrumentalización de la situación por personas que buscan su propio beneficio. Estas redes de colaboración serán indispensables para poder recuperarnos de esta prueba. Serán un legado que nos permitirá superar muchos de los problemas de los que adolecía nuestra sociedad antes de estar en esta crisis.

Criminólogo.