La pandemia, la depresión y el aislamiento

Estamos en una cuarentena que, como todas, debe ser obligatoria (eso es lógico) pero que se desliza en una delgada línea entre una imposición epidemiológica y un capricho tiránico de un presidente que gusta en ordenar y no comprende bien sobre los contrapesos de la democracia.

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Parroquia de Panchimalco. Foto EDH/ Yessica Homapanera

Por José Miguel Fortín Magaña

2020-04-07 6:53:50

La semana anterior escribíamos sobre el miedo y la utilización que sobre éste hacen los populistas y nos referíamos a que ha sido siempre el terror uno de los elementos que han utilizado los tiranos para paralizar al Pueblo y para evitar que los ciudadanos expresen el disenso. También comentábamos que hoy hablaríamos sobre otras manifestaciones psicológicas, como la depresión y las respuestas ante el encierro obligatorio.

Estamos en una cuarentena que, como todas, debe ser obligatoria (eso es lógico) pero que se desliza en una delgada línea entre una imposición epidemiológica y un capricho tiránico de un presidente que gusta en ordenar y no comprende bien sobre los contrapesos de la democracia. Pero más allá de si está siendo desarrollada de la mejor manera, la verdad es que existe y no lo podemos negar; y por ello es necesario que la gente sepa llevarla de la mejor manera, para evitar la mayor cantidad de secuelas psicológicas.

Lo primero es entender que vivimos un duelo: no necesariamente por la muerte de un ser querido, sino por la pérdida de la libertad en el encierro y porque los humanos somos gregarios y hoy no podemos vivir plenamente en sociedad y, por el contrario, estamos obligados al confinamiento, para salvaguardar la vida.

El duelo, según Kübler-Ross, tiene cuatro fases antes de llegar a la aceptación, y hemos empezado a vivirlas:
La primera semana, sobre todo, apareció la “negación”, que es la fase en que la gente todavía no entiende bien lo que ha pasado y cree que el problema no existe (particularmente pienso que al gobierno se le pasó la mano al enclaustrarnos del mundo, porque de nada serviría, como lo ha demostrado el tiempo) pero evidentemente sí hay una emergencia epidemiológica y las cosas no pueden hacerse con la indiferencia de Nicaragua.

La segunda fase es la “depresión”, y acá las personas pueden concebir, contrario a la primera, que el fin del mundo ya viene y que nada tiene sentido; eso tampoco es cierto, pero muchos seres humanos (entre los que claramente se encuentran varios funcionarios) han llegado al convencimiento de que esto es peor que la tercera guerra mundial y hay que promover el pánico entre los habitantes. Esto tampoco es verdad.

La tercera etapa es la “ira”, y acá nos molestamos con el entorno, incluyendo a Dios y a las autoridades; esta es una situación esperada, que tiende a ser canalizadora de nuestras frustraciones y poco a poco pasará.
Y la cuarta fase es el “regateo”, en donde terminamos comprendiendo que algunas cosas son inevitables y negociamos con nosotros mismos y con quienes nos rodean; nos hemos empezado a acercar a la conclusión del duelo. Después llegaremos a la aceptación y estaremos en paz.

Déjenme terminar dando algunos consejos para vivir mientras tanto en el aislamiento social en el que nos encontramos:

-Es necesario establecer un horario. Esto ayudará a la familia a adaptarse a un ambiente de trabajo, de estudios y hogareño diferente. Dentro de ese horario es necesario incluir tiempo para realizar actividades divertidas y establecer una hora determinada para dormir; la calidad del sueño se relaciona con la cognición, el estado de ánimo y las relaciones interpersonales indispensables para vivir en cuarentena.

-Trate de no permanecer encerrado entre cuatro paredes; siempre y cuando su vivienda lo permita, salga al jardín; pasar tiempo en la naturaleza es saludable física y mentalmente; el ejercicio es importante.

-Es necesario tener un pasatiempo como la lectura, tocar un instrumento, manualidades, pintura, etc.

-Mantener contacto con amigos y familiares es indispensable; la tecnología es una maravilla que podemos utilizar.

-Infórmese solo de fuentes confiables, las redes sociales pueden difundir noticias falsas. Y, sobre todo, haga cuarentena de malas noticias; si una cadena o noticiero lo perturba, NO la vea.

Pronto terminará la epidemia y deberemos seguir viviendo; no postergue el cuido de su salud, ni física ni mental. De la mano con Dios, pronto saldremos adelante.

*Médico psiquiatra.