Contra la corrupción: lo que urge es un par de…

Siendo francos, lo urgente para la lucha contra el nepotismo y la corrupción no es emitir nuevas leyes, menos promulgar una nueva Constitución…

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Foto Archivo / Presidencia

Por Enrique Anaya

2020-01-21 6:42:12

PUESIESQUE…seguimos con el propósito de seriedad para este 2020, pero hoy haremos un paréntesis en el análisis de sentencias de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (SCn/CSJ), así que aprovecharemos para reflexionar sobre el cáncer nacional de la corrupción.
Y es que con los más recientes “escándalos” sobre nepotismo y clientelismo en instituciones políticas, varios funcionarios y todólogos han salido declarando que el problema para la lucha contra la corrupción es la antigüedad y la “falta de dientes” de las leyes e, incluso, algunos llegan al disparate de afirmar que para el combate a la corrupción necesitamos de una nueva Constitución.
¡Nambe!…no se pasen, sean serios…eso es una gran paja…se trata, simple y llanamente, de una excusa para evitar afrontar los problemas de nepotismo y corrupción.
En realidad, en El Salvador existen múltiples mecanismos e instituciones para combatir tales problemas, por ejemplo: a nivel administrativo, el control por parte de la Corte de Cuentas (CCR), del Tribunal de Ética Gubernamental (TEG) y de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia; y, a nivel judicial, el proceso por enriquecimiento ilícito, la vía penal (por cohecho, por tráfico de influencias, etc.) y el proceso de extinción de dominio.
Entonces, dejémonos de paja y quitémonos la careta: aunque siempre es viable mejorar las leyes, hoy día, para luchar contra el nepotismo y la corrupción, lo que urge no es hacer nuevas leyes –menos promulgar una nueva Constitución–, lo que hace falta es que esas instituciones y esos mecanismos funcionen en la realidad.
Así que, con franqueza, las excusas elaboradas por muchos funcionarios –presidente, diputados, Fiscal General de la República, presidente del TEG (¡vaya explicación para no solo justificar sino autorizar el nepotismo presidencial!), etcétera- para negar la lucha contra la corrupción, únicamente demuestran que lo que no hay es voluntad, ni tampoco valentía.
Veamos algunos tristes casos.
En la Asamblea Legislativa (AL), cada vez que un diputado da declaraciones deja en evidencia la vulgar visión que tienen sobre el manejo de los recursos públicos: primero, un diputado admite que todos los partidos políticos incurren en nepotismo (como si por hacerlo todos fuere menos vergonzoso); segundo, otro diputado declara que la AL paga activistas de los partidos políticos; tercero, otro diputado acepta que paga a una asesora que no reside en el país; cuarto, una diputada reconoce que tiene empleados por cuota política…en definitiva, la impudicia aceptada como normal.
En el Órgano Ejecutivo…pues, está complicado comprender –y menos aceptar– un galimatías presidencial sobre la crítica al nepotismo, cuando la realidad muestra que esta administración es casi una colección de parientes (por consanguinidad y por afinidad), compadres y cheros, enfocada exclusivamente en el espectáculo (¡vaya manejo tan burdo de la crisis de agua potable!).
Y el Órgano Judicial, pues casi inexistente: sobre todo la Corte Suprema de Justicia (CSJ), que no cumple con sus deberes, pues no presenta el nuevo proyecto de ley de probidad (y eso a pesar que la SCn/CSJ declaró –en una muy mala sentencia– que solo la CSJ puede hacerlo); se decanta por la opacidad al ocultar la parte pública de los informes sobre probidad; y, para dejar atrás buenas señales, la Sección de Probidad retoma su rol de oficina de archivo, sin ninguna incidencia.
Así que, siendo francos, lo urgente para la lucha contra el nepotismo y la corrupción no es emitir nuevas leyes, menos promulgar una nueva Constitución…lo que se necesitan y urge son un par de cositas: voluntad y valentía.
P.D.: la otra semana sigo con la SCn/CSJ.

Abogado constitucionalista.