¿Auto-sostenibilidad?

Para poder lograr un sostenimiento en tiempos de crisis es necesario el consumo responsable, un compromiso social y sobre todo mantener hábitos saludables para evitar el consumo innecesario de recursos que puedan ser de beneficio a otros con mayor necesidad.

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Jugadores activos en Primera forman una nueva generación de entrenadores. Foto EDH/Cortesía Gilberto Baires.

Por Mario Aguilar Joya

2020-10-16 5:37:49

Auto-sostenibilidad es el término que implica que una persona, estado o región pueden sostenerse sin la ayuda de otros. Un concepto que ha sido fomentado desde algún tiempo con la unión de diferentes grupos, regiones o países para hacer frente a las adversidades potenciales del futuro. Ejemplos claros de regiones que se han conformado en potencias mayores son la Unión Europea y desde hace mucho tiempo antes el sistema norteamericano, en donde cada estado tiene muchas libertades de decisión e independencias económicas, pero se acoplan juntos en una sola nación bajo la protección federal en ciertas circunstancias.
La auto-sostenibilidad lleva implícita la satisfacción de las necesidades de la sociedad actual, pero sin perder de vista el no poner en riesgo a las generaciones futuras para que ellos también puedan gozar de las prerrogativas de satisfacción de necesidades que nosotros hemos logrado alcanzar y damos por afirmadas, logrando así el tan añorado desarrollo sostenible, en donde el balance y equilibrio que logremos en el presente hará que los recursos alcancen para el futuro de nuestros hijos y demás descendientes.
Con esta noción en mente es fácil comprender que la auto-sostenibilidad es un término que incluye muchos componentes: social, económico, ambiental, alimentario y últimamente con la actual crisis sanitaria, la sostenibilidad en cuanto a fármacos. Los dos más preocupantes a corto plazo, sin duda, siguen siendo la sostenibilidad alimentaria y la farmacológica. De estas dependerán la social, económica y la ambiental, que tan deteriorada se encuentra en la actualidad.
En tiempos normales, los alimentos perecederos se arruinan antes de llegar al consumidor final de una manera rápida: El 30% de las verduras y los vegetales, el 10% de los cereales y el 5% a 10% de los productos lácteos, se han arruinado antes de ser servidos en la mesa para su ingesta. Una proporción muy alta, que podría servir para alimentar a muchas personas en lugares en donde existe escasez. En estos momentos de crisis estos números han aumentado, así se estima que el porcentaje de verduras y vegetales, cereales y productos lácteos, arruinados antes de llegar a la mesa del potencial comprador es de 50%, 20% y 25% respectivamente. Costos que alguien debe asumir y que suelen ser trasladados a los consumidores finales, es decir, todos nosotros.
Con los medicamentos ha sucedido un fenómeno curioso, pero también preocupante. Los productos farmacéuticos e insumos médicos más escasos inicialmente eran los relacionados con la pandemia y con la evolución de esta. La carestía de otros medicamentos no relacionados ha ido mostrando la cara. Un ejemplo claro es la Insulina, medicamento necesario para el control de la glucosa y el metabolismo en los pacientes diabéticos: Se esperaba que para el año 2025 se tuviera un desabasto de insulina para 40 millones de enfermos con esa enfermedad a nivel mundial. Con el aparecimiento de la crisis esa fecha se mueve para 2021-2022. Pero en este caso no por ausencia de la insulina (el medicamento), el cual es fabricado por laboratorios en Francia, Dinamarca o Estados Unidos, sino por la ausencia de los implementos para aplicarla (Plumas de Insulina), las cuales son manufacturadas en China y otros lugares de Asia. Un problema complejo pero que implica una alteración real en la cadena de abastecimientos, sobre la cual ya hay varias opciones para no retroceder en el tiempo a la época de aplicación de jeringas y frascos tal como se hacía hace unos 20 años.
Para poder lograr un sostenimiento en tiempos de crisis es necesario el consumo responsable, un compromiso social y sobre todo mantener hábitos saludables para evitar el consumo innecesario de recursos que puedan ser de beneficio a otros con mayor necesidad. En general, nada de esto se ha visto en el mundo durante esta crisis, comenzando con la compra excesiva de papel higiénico al principio de la epidemia (consumo irresponsable), el intento de venta de suero convaleciente a pacientes mas graves (falta de compromiso social), compra de medicamentos para auto-tratamiento sin tomar medidas más efectivas, como las de distanciamiento social (falta de hábitos saludables). Sin contar con los sonados casos de acaparamiento de alimentos y fármacos, tanto a nivel personal, local e internacional.
Esta crisis nos demuestra día a día que no nos hemos preparamos bien para enfrentar los tan temidos eventos catastróficos mundiales que “algún día iban a aparecer”. Nuestra excusa es que nadie podría estar preparado. Sobre el camino, al ver como se cometen los mismos errores, nos hemos dado cuenta de que sigue siendo precisamente eso… una excusa.

Doctor en Medicina y Teología.