No pasan ni la prueba de la risa

Y eso que en el sitio web aseguran que la consulta es “participativa e inclusiva”…y lo primero que hacen es excluir a quienes no estamos de acuerdo en que desde y por CAPRES se impulse una reforma constitucional…excluyen a quienes pensamos que una reforma constitucional debe impulsarse desde, por y para el pueblo.

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Para Shakira, los desnudos de los artistas no se eran algo moral o inmoral, pero no le gustaban. Foto AFP

Por Enrique Anaya

2020-11-23 7:51:28

PUESIESQUE…ja, ja, ja…que me he reído en estos días.
Ello debo agradecerlo al equipo, comisión, grupo, o como quieran llamarse los 5 abogados (ninguno constitucionalista) que, por iniciativa, autorización e impulso del Órgano Ejecutivo, gastan fondos públicos en promover una reforma constitucional.
Les cuento: armándome de valor ante lo desconocido, ingresé al pretendido sitio web que supuestamente servirá para recibir las propuestas de reformas constitucionales y, con franqueza, casi desde el inicio no paraba de reír…ese primer producto del autodenominado equipo ad hoc ¡no pasa ni la prueba de la risa!
Hagamos caso omiso de la horrenda arquitectura de la página web que han abierto (y eso que, según dicen por ahí, la diseñaron las mentes más brillantes e innovadoras del Órgano Ejecutivo…pero seguro que mi sobrino de 13 años la puede hacer mejor) y les comento sobre el pretendido contenido de tal sitio web.
Al ingresar al sitio, lo primero que le piden son datos personales y, además, que expresen su conformidad con los términos y condiciones del sitio: leí tales “términos y condiciones” y se limitan, en esencia, a consignar que los mismos podrán cambiarse cuando lo quiera dicho equipo, sin notificarle previamente a usted de los cambios. Así, por ejemplo, por ahora dicen los “términos y condiciones” que utilizarán sus datos personales únicamente para el tema del sitio web, pero como aquellos pueden cambiarse al antojo del equipo, mañana podrán utilizar sus datos con cualquier otro propósito. Ojalá no me envíen publicidad ofreciéndome ropa o productos de Hello Kitty, o de la que fue una popular caricatura del cine mudo, el Gato Félix.
Pero lo más chistoso de la paginita esa es que, después de ingresar los datos personales, aparece una pregunta sobre si usted está de acuerdo con estudiar propuestas para una reforma constitucional: si uno contesta NO, aparece la siguiente pregunta: “¿por qué?”; escribe uno la respuesta (por ejemplo: “es ilegítimo que el coyuntural detentador del poder político impulse una reforma constitucional”); envía la respuesta y, entonces…¡ja, ja, ja!…automáticamente el sistema “lo saca” a uno del sitio web y escribe “gracias”.
Vaya ve…y pensé, entre carcajadas: “De mejores lugares me han echado…pero nunca me había pasado de un sitio web”, ¡ja, ja!…casi me sentí en el programa de televisión que llevaba alegría a toditos los rincones de mi tierra: “¿Ya te vas, papito? Salú, pues”.
Así que, en definitiva, ese sitio web estatal nos muestra, de modo evidente, el talante antidemocrático y autoritario del proceso de reforma constitucional que impulsa la Presidencia de la República (CAPRES), ya que en el fondo nos está diciendo: “únicamente veremos la opinión de aquellas personas que estén de acuerdo con la reforma constitucional; al resto de ciudadanos y organizaciones no los oiremos”. Típico de la actual administración de CAPRES, que resumidamente es: “únicamente están en lo correcto los que están de acuerdo conmigo y me hacen caso; los demás merecen fuego eterno”.
Y eso que en el sitio web aseguran que la consulta es “participativa e inclusiva”…y lo primero que hacen es excluir a quienes no estamos de acuerdo en que desde y por CAPRES se impulse una reforma constitucional…excluyen a quienes pensamos que una reforma constitucional debe impulsarse desde, por y para el pueblo.
Es que la gran falacia o mentira inicial que muestra el carácter autoritario del proyecto que impulsa CAPRES es asumir apriorísticamente, como si de verdad revelada se tratara (mmm…quizá se los dijo Dios), que la reforma constitucional es necesaria e impostergable. Y sobre ello no hay ni evidencia, ni consenso. Es simple gusto personal de algunos “elegidos”.

Abogado constitucionalista.