¿Depredadores o civilizadores?

La Corona española consideraba al Nuevo Mundo como una extensión de Castilla y a los indios como ciudadanos de la Corona; dictaron leyes protectoras a favor de éstos y fomentaron su mestizaje con los colonos llegados de España.

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Josué Odir Flores Palencia de Metapán celebra el gol anotado en partido de la fase de grupos de la Copa de Campeones de Concacaf de 2015 ante Tigres UANL. Foto EDH / Archivo

Por Max Mojica

2020-10-12 5:45:07

Cada 12 de octubre, “Día de la Raza”, tendemos a escuchar las amargas quejas de la izquierda latinoamericana respecto a la conquista de América por los españoles. López Obrador desde México, Maduro desde Venezuela y Evo desde Bolivia, han exigido a la Corona española que pida “perdón” por lo ocurrido en América hace 500 años.
Pero más allá de los arrebatos ideológicos y del neo indigenismo que pretende hacernos creer que todo lo relativo a la cultura pre hispánica era perfecto e idílico, vale la pena preguntarnos si nuestros abuelos —porque El Salvador, siendo la tierra de mestizos que es, todos tenemos aunque sea un pizca de sangre española— fueron unos depredadores o unos civilizadores de estas tierras.

Vale la pena empezar comparando. De los siglos XV al XIX la mayor parte de las potencias europeas eran colonizadoras… pero no todas actuaron igual. Los ingleses y franceses dentro de sus territorios conquistados o bajo su dominio políticos: Norteamérica, Canadá, Alaska, Australia, diversas islas y África, actuaron de forma genocida con los indígenas, a quienes primero aislaron y luego exterminaron sistemáticamente, en algunos casos, llevándolos hasta el exterminio.

Los belgas, colonizadores del Congo, actuaron un tanto peor. Es conocido que el rey Leopoldo de Bélgica impuso leyes draconianas para que los nativos cumplieran con sus cuotas de producción de materias primas, principalmente el caucho. A los nativos que no cumplían con las mismas se le cortaban las manos, ya que se consideraba que fusilarlos salía más caro. El historiador Adam Hochschild calcula que la administración belga en su colonia en África causó al menos diez millones de muertes.

Si los ingleses, belgas, holandeses, franceses y alemanes fueron considerablemente más crueles que los españoles en su colonia americana, ¿por qué la conquista española se considera como el acto de crueldad por antonomasia? Pues, principalmente, por que la Corona española perdió ante sus rivales europeos la principal batalla de todas: la de la propaganda.

Algo así como lo que sucede ahora en El Salvador con la intensa propaganda desde el gobierno central contra los “mismos de siempre”, sean éstos opositores, diputados, magistrados, alcaldes o cualquier que se atreva a llevarles la contraria: si algo hay de malo en nuestro país, es su culpa; de la misma forma, la única conquista malvada y aparentemente culpable de nuestra situación actual, que es violentamente rechazada por un pueblo, es la de América Latina.

El libro del padre De las Casas, al describir con intenso celo los abusos de algunos conquistadores españoles, contribuyó a crear la leyenda negra con que la conquista española fue conocida. El libro fue rápidamente traducido al francés, inglés, alemán, holandés y latín; y fue el que inspiró un rechazo mundial contra España y su colonización, mientras la opinión pública se hacía la del ojo pacho, respecto al resto de actividades coloniales verdaderamente crueles, racistas e invasivas, dispersas por el resto del mundo.

Los académicos distinguen entre imperios generadores e imperios depredadores. Los imperios generadores son los que comparten sus avances tecnológicos, religión y cultura con los indígenas y se mezclan con ellos. Los depredadores se limitan a saquear sus recursos naturales mientras mantienen su pureza racial con distancia social y religiosa.

Ejemplos de imperios depredadores fueron el inglés, el francés, el alemán, el belga, el holandés y el portugués. Ejemplos de imperios generadores son el de Alejandro Magno, el Romano, el Otomano y el Español.
La Corona española consideraba al Nuevo Mundo como una extensión de Castilla y a los indios como ciudadanos de la Corona; dictaron leyes protectoras a favor de éstos y fomentaron su mestizaje con los colonos llegados de España. La nula discriminación racial practicada por los españoles formando parejas mixtas desde el inicio mismo de la colonia explica los bellos acentos de nuestra raza.

A pesar de sus innegables errores, la actitud favorable y abierta de la Corona respecto a los habitantes del Nuevo Mundo se mantuvo durante toda la conquista hasta la independencia de América, naciendo una nueva era: la del gobierno criollo, militar y católico.

Pero analizar los efectos que el gobierno surgido de la independencia tuvo sobre los indígenas y campesinos en la historia de El Salvador y América Latina, es materia para otro artículo.

Abogado. Máster en Leyes. @MaxMojica