Corrijamos...

Me dirijo a quienes tenemos un espacio en los medios de comunicación para dejar de lado la jerga y el esnobismo característico y enfocarnos en transmitir genuinamente nuestros conocimientos para los que no tiene acceso.

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Solo los primeros 45 minutos se pudieron jugar en Santa Rosa de Lima. El partido se suspendió por lluvia. Foto EDH Cortesía Limeño

Por Jorge Martínez Olmedo

2021-09-26 4:14:25

En el curso de Introducción a la Economía de mi Escuela, mis compañeros leyeron esta semana un fragmento de un texto introductorio a la Economía del profesor estadounidense Tyler Cowen. Por lo general, estas lecturas buscan, como el nombre de esta precisa obra lo indica, descubrir al economista que cada uno lleva dentro de sí. Personalmente, a mí me maravilla cómo cualquier suceso de nuestra vida cotidiana se puede analizar desde una perspectiva económica. Pero más allá de todos los argumentos técnicos de los que los académicos hacen una y otra vez gala, para mí lo verdaderamente complejo reside en poder explicar en un lenguaje sencillo aquello cuya comprensión, en otro caso, sería privativa sino para una élite académica.
El autor cita dos principios que a simple vista parecen muy simples, pero a los que todos deberíamos poner cuidado, incluso más allá de la Economía: el principio de la abuela y el principio del ajá. Con el primero postula que al exponer nuestros argumentos sobre cualquier tema deberíamos asegurarnos antes de que nuestra jerga sea comprensible aun para nuestra abuela. Por otra parte, el ajá en la conversación es un indicador de que nuestro receptor al menos tiene una idea clara de cómo se le presentan las ideas y tienen (algún) sentido. Por más elemental que parezca la idea detrás de los principios, aplicarlos a nuestras vidas tiene su dificultad. Y es que parece que muchos en estos días se esfuerzan por hacer sus discursos, mensajes y palabras lo más incomprensibles posibles.
Tengo la convicción de que los que contamos con el privilegio de poseer una plataforma para dar a conocer nuestros argumentos tenemos la tarea también de contribuir a la democratización de la información. Algunos podrían decir que, al fin y al cabo, cada uno puede escribir para el público que quiera, casi con una motivación catártica. Pero el problema surge, por ejemplo, cuando una semana antes de la implementación de una nueva moneda de curso legal, ocho de cada diez personas no saben siquiera cuál es su naturaleza. Claramente, este no es un problema exclusivo de los tótems de la opinión pública o de los medios, cuando debería haber esfuerzos dirigidos desde el Gobierno y el empresariado. Pero el problema aquí es nuestro egoísmo para compartir lo que sabemos.
En este sentido, me agrada observar cómo hay más y nuevas herramientas digitales que propician la generación de plazas virtuales para informar y dialogar, como el caso de los Espacios de Twitter, una funcionalidad relativamente reciente. Para un lego como yo es gratificante escuchar a algunos de los académicos, economistas incluidos, políticos y analistas más reputados en el medio departir sobre temas de interés público. Más meritorio aún es constatar cómo grupos de jóvenes comprometidos contribuyen a liberar la información y hacerla inteligible para más personas. Tenemos nuestro ejemplo propio, del Club de Opinión Política Estudiantil, con quienes producimos contenido educativo e informativo accesible; pero hay otras iniciativas estudiantiles que nos sucedieron y siguen acertadamente la misión de abrir más espacios para el conocimiento.
Para continuar esta ruta me dirijo a quienes tenemos un espacio en los medios de comunicación para dejar de lado la jerga y el esnobismo característico y enfocarnos en transmitir genuinamente nuestros conocimientos para los que no tiene acceso. Estamos en un tiempo en el que la información transita rápidamente tal teléfono descompuesto debido al fenómeno de las fake news y no podemos darnos el lujo en esta tesitura de hablarle al oído única y exclusivamente a nuestros adeptos. Quizá esto sea un giro de ciento ochenta grados a las prácticas más tradicionales de presentarse al público, pero será un giro en la dirección correcta. Corrijamos.

Miembro del Club de Opinión Política Estudiantil