Ciento veinticinco dólares

Interesante sería que los aspirantes a magistrados, fiscal general, procuradores sean de derechos humanos, o general de la República pagaran diez mil dólares por el solo hecho de ser entrevistados en la Asamblea Legislativa. Entonces es una locura cobrar a un médico que su único pecado es desear alcanzar sus sueños en el país de las pesadillas.

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Aficionados atacaron con petardos a un árbitro asistente en la vuelta de la segunda ronda clasificatoria a la UEFA Europa League en Craiova, Rumania. Foto/Captura de pantalla

Por Ricardo Lara

2019-08-01 6:41:04

Parecen nada. En un país donde esa cantidad es el todo o es la nada. ¿Qué puede hacer una persona de mediano ingreso con ese dinero? Ni siquiera es el precio de una cena para algunos, o lo presupuestado para la vacación agostina para otros, y por otra parte es más de la tercera parte del salario mínimo que gana una familia y una cantidad importantísima para cualquier profesional.

¿Qué son ciento veinticinco dólares para un médico en servicio social? O ¿Para uno desempleado? Para muchos es el dinero que le servirá para pagar la mensualidad del cuarto donde vivirá por un año si es que tuvo plaza remunerada en cualquier lugar que ejerza la profesión.

Es el dinero que le servirá para mal comer por unas tres semanas; pareciera el título de una película del Oeste que se pudiese llamar “ Por 125 dólares”, como aquel western clásico “Por unos dólares más” que en estos tiempos se llamaría “Por unos dólares menos”. Pero por ciento veinticinco dólares… compras el boleto para un sueño, para una ilusión, para una aspiración.

Son más de mil médicos los que se examinan para optar a una plaza de residencia de especialidad; debe ser el Estado el que debe cubrir ese costo y ser el Estado el que cancele a cada universidad por servir ese examen y seleccionar a los mejores futuros especialistas. Casi se podría decir que es el Estado el que debe reclutarlos y seleccionar a los mejores médicos que serán los futuros especialistas y subespecialistas, pero nada me extraña cuando se busca reclutar a dos mil jóvenes para servir en el Ejército.

El surrealismo aparece. Si debe y es obligación que un médico cancele ciento veinticinco dólares para comprar un sueño. Es el médico que no recibió un cinco durante el servicio social quien debe cancelar esa cantidad si quiere realizar el examen. ¡Por Dios! ¿Cómo es posible esquilmar a un joven profesional cuando aspira a un cargo público? Si lo que se persigue es hacer llegar dinero a las arcas o fauces del Estado se debe considerar seriamente que cada ministro, cada funcionario público de jefatura cancele determinada cantidad si aspira a un puesto en la administración pública, ¿parece una locura?

Interesante sería que los aspirantes a magistrados, fiscal general, procuradores sean de derechos humanos, o general de la República pagaran diez mil dólares por el solo hecho de ser entrevistados en la Asamblea Legislativa.
Entonces es una locura cobrar a un médico que su único pecado es desear alcanzar sus sueños en el país de las pesadillas.

Pero si hablamos de que son más de mil médicos que se examinan y deben pagar ciento veinticinco dólares… Debemos recordar que vivimos en El Salvador, donde lo tuyo es mío y lo mío es tuyo. ¿Deben los médicos saber de dónde se llegó a esa cantidad de ciento veinticinco dólares? Especialmente los que no quedaron que ganaron con esa inversión, una frustración, un desencanto o la más triste idea el tener que emigrar y vemos la futura lista de fuga de talentos.

Con esta cantidad lo menos que se debería ofrecer es buenos cursos de actualización, tener la oportunidad de dar artículos recientes y de la mejor calidad de talla mundial sobre los avances médicos lo más actualizados.
Lo más triste de esta historia es que los ciento veinticinco dólares solo hacen realidad el sueño de unos pocos. Con la ley vigente de la regulación de la enseñanza de la medicina y odontología Decreto 227, ¿qué ofrece en el antes de esa ley y hoy en día en torno al examen? Es allí donde se debe considerar el cobro por una cantidad mucho pero mucho menor pues será el médico un empleado público al servicio de su país.

No es la visa estadounidense la solicitada. Es nada más y nada menos el derecho que todo doctor en medicina tiene de cumplir sus sueños como médico especializarse lo que está en juego. Es el futuro de un médico que se decide en ese examen. Mi mayor deseo es que un médico no tenga que migrar para alcanzar su desarrollo profesional. Es en la tierra cuscatleca que lo que debe cumplir y quienes podemos señalar esta situación señalarla. Para las nuevas generaciones de médicos.

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