La epidemia del tabaco

Para muchos, los cigarros electrónicos son el primer encuentro con la nicotina y, de hecho, un informe de la OMS reveló que los niños y jóvenes que fuman cigarrillos electrónicos son tres veces más susceptibles a fumar cigarros tradicionales.

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Enrique Anaya, abogado constitucionalista. Foto EDH/ Yessica Hompanera

Por Adriana Delgado

2021-11-09 3:39:39

Con el pasar de los años, cada vez estamos más informados acerca de los peligros del tabaco en nuestra salud. A pesar de esto, parece que últimamente ha incrementado el consumo de cigarrillos comunes y electrónicos, que han ganado popularidad especialmente entre los jóvenes. Por desgracia, en El Salvador y en otros países, las políticas que se han implementado para frenar el tabaquismo han sido insuficientes.
Algunas de las estrategias más comunes destinadas a desincentivar el consumo de tabaco son el alza de precios de los cigarros o colocar imágenes de los efectos del abuso de la sustancia a modo de advertencia en las cajetillas. No obstante, estos esfuerzos no han logrado sus propósitos en países como El Salvador. Según un estudio de la Carga Mundial de Enfermedades, el país ha estado experimentando un incremento en el consumo de tabaco desde la década de los 90 de un 35.6 %. En este sentido, conviene que se adopten medidas más agresivas para combatir esta problemática.
Otra práctica con la que se pretende desincentivar el tabaquismo es la venta de cigarrillos electrónicos. Estos son promocionados como un sustituto de los cigarrillos convencionales al considerarse más sanos por no contener tabaco y aun así producir la misma sensación. La idea, entonces, es que los cigarrillos electrónicos ayuden a dejar de fumar. Sin embargo, para muchos, los cigarros electrónicos son el primer encuentro con la nicotina y, de hecho, un informe de la OMS reveló que los niños y jóvenes que fuman cigarrillos electrónicos son tres veces más susceptibles a fumar cigarros tradicionales.
Cabe resaltar que los jóvenes, especialmente aquellos menores de 18 años, se encuentran en una posición especialmente delicada por la facilidad con la que pueden volverse dependientes de ciertas sustancias. De acuerdo con el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, el 82.6 % de fumadores a nivel mundial comenzó a fumar entre los 14 y 25 años, y alrededor del 18.5 % de ellos empezó a consumir cigarrillos regularmente a los 15 años. En consecuencia, deben dirigirse políticas especializadas para que el sector no se vea afectado por la problemática.
Adicionalmente, las medidas anteriores no atienden la complejidad que supone erradicar la adicción a fumar. Se debe recordar que quienes han consumido nicotina diariamente por años encuentran sumamente difícil romper con este hábito, pues la abstinencia les genera ansiedad, falta de sueño y, en muchos, casos cambios de humor. Por ello, no basta con desincentivar el consumo del tabaco, sino que estas personas necesitan de un sistema de apoyo acompañado de asistencia médica para poder dejar el cigarro y tratar los daños que este ha causado en sus cuerpos.
Combatir la adicción al tabaco y a la nicotina se ha vuelto tarea aún más importante hoy en día, ya que los fumadores no solo corren el riesgo de morir a temprana edad por culpa del cáncer, problemas respiratorios o cardiacos, sino que también tienen menos probabilidades de sobrevivir al coronavirus, enfermedad que resulta más letal para aquellos con problemas del sistema respiratorio. Datos de la OMS señalan que los fumadores tienen una mayor probabilidad de necesitar ventilación mecánica y cuidados intensivos por el COVID-19, así como requieren un mayor tiempo de recuperación. Lo alarmante es que muchos fumadores son adultos y jóvenes relativamente sanos, quienes por lo general no deberían sufrir ninguna complicación mayor.
En medio de una pandemia, los gobiernos deben proteger a los más vulnerables y dentro de este grupo se encuentran los fumadores. En El Salvador, se deben priorizar esfuerzos por disminuir el tabaquismo y deben buscarse estrategias que ataquen la problemática de forma integral y adecuada. Con ello, se podría reducir la tasa de mortalidad del coronavirus y asegurar una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos.

Estudiante de Economía y Negocios

Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)